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El gallinero | Contemporáneas, comprometidas, diversas...

‘De qué parlem mentre no parlem de tota aquesta merda’, en Mallorca. TNC

Recorren la dramaturgia actual temas diversos, y también urgentes. Autores, y especialmente autoras, comprometidas con su presente, alzando la voz ante los (des)órdenes de este tiempo, conscientes de que el teatro escrito por creadores vivos quizá solo cobra sentido cuando tiene una cierta voluntad de transformación.

Se concitaron algunos ejemplos de ello en la Muestra de autores de Alicante. Emocionó Luz Arcas dirigiendo Todas las santas, la autoficción de las salvadoreñas Alicia Chong y Egly Larreynaga sobre la pérdida, la infancia rota y las maternidades convulsas. Formato sencillo y relato directo a la vena. En Casa, Lucía Miranda –que anda triunfando en el María Guerrero de Madrid con una espectacular adaptación de Valle-Inclán (La cabeza del dragón)– pone el teatro documental al servicio de las expulsiones generadas por el capitalismo, en general, y por un mercado inmobiliario perverso, en particular. Elenco magnífico –brilla especialmente Macarena Sanz– contando historias reales de desahucios, hogares disfuncionales y emancipaciones difíciles. Un fresco elocuente que no se queda en el drama, en la denuncia, sino que proyecta la idea del apoyo mutuo, de la comunidad como herramienta de lucha.

De rabia y palabras hermosas está hecha Talaré a los hombres sobre la faz de la tierra, de María Velasco, a medio camino entre el grito y la advertencia ecofeminista. Surcada de imágenes que golpean y señalan, que colocan al patriarcado en su sitio, sin ambages, a través de temas que duelen: la prostitución, las relaciones de dominación, el maltrato… Un guantazo bien pegado.

En ese mismo marco, Pont flotant presentó Eclipsi total, reflexión tierna, nostálgica, familiar –marcas de la casa– sobre el paso del tiempo y la muerte, y entusiasmó Toni Gomila con su incombustible Acorar, tan costumbrista como universal, tan preciso como poético. Más de quinientas representaciones avalan una pieza que ya es un clásico, un emblema.

Mientras esto sucedía ahí enfrente, en Mallorca han vuelto a ser profetas en su tierra Esther López y Júlia Truyol junto a toda la troupe de La Calòrica. Apabullaron en Palma, Manacor e Inca con su última apuesta, De qué parlem mentre no parlem de tota aquesta merda. El compromiso político de siempre acompañado del texto de Joan Yago, un humor punky y unas interpretaciones a la altura de lo anterior. Esta vez es el cambio climático la fuente y diana de una de las compañías más estimulantes de la escena actual.

Larga al vida al teatro que te cambia por dentro y te amplía la mirada.

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