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Pedro Oliver se mueve entre lo abstracto y el hiperrealismo con sus grandes pinceladas

El artista inaugura la exposición 'Segons' en Can Gelabert, Binissalem, este sábado

Pedro Oliver inaugura la exposición 'Segons' en Binissalem

Pedro Oliver inaugura la exposición 'Segons' en Binissalem M. Mielniezuk

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Pedro Oliver inaugura la exposición 'Segons' en Binissalem Montse Terrasa

Pedro Oliver (Palma, 1968), artista plástico y visual, inaugura este sábado la exposición Segons en Can Gelabert, Binissalem, a las 12 horas. En ella presenta una veintena de pinturas realizadas con grandes trazos y buscando la simplicidad, la sinceridad en sus pinceladas, que se mueven entre lo abstracto y el hiperrealismo.

«Son pinturas que son muy inmediatas, es un proceso largo, pero de una ejecución muy corta. Son momentos como de trance», explica Oliver sobre la creación de las obras para esta exposición, en la que también juega con los significados que puede tener el Segons que la titula. En Can Gelabert se podrán ver cuadros de distinto tamaño, algunos de grandes dimensiones, pero todos en blanco y negro, con una pintura que se va degradando a medida que avanza el trazo. Un trabajo del que se siente «muy satisfecho».

Parte de esta exposición se pudo ver recientemente en Oporto, pero Oliver ha creado más piezas, porque asegura que «siempre» necesita que haya algo nuevo. «Lo último que estoy haciendo es abstracto, pero al mismo tiempo realista, es como objetual», describe sobre sus pinturas, en las que la pincelada gruesa crea formas y volúmenes que pueden parecer simples a primera vista, pero que esconden una tensión y un momento personal óptimo para llevarlas a cabo.

Pedro Oliver se considera «un pintor que hace otras cosas», como la imagen del Festival de Poesía de la Mediterránea, desde hace dieciocho años, o los fanzines que crea con el colectivo de acción poética Cataclìstic, entre otras cosas relacionadas con la cultura.

Tanto de su trabajo como de su trayectoria personal, Oliver afirma: «Siempre he ido a buscar lo máximo con el mínimo, también es una manera de vivir». Sobre esto último, menciona que durante años fue un habitual de ferias de arte, Chicago, París, Basilea, ARCO... con su «pintura cañera y punky», como él mismo la define. «Y me iba muy bien, pero a finales de los 90 decidí no ir más, me quemé». En los siguientes años fue apartándose más de circuitos comerciales y galerías, para elegir centros y asociaciones culturales, museos, «espacios donde no hubiera comercio».

Este artista divide su vida entre Galicia y Mallorca y en ambos lugares cuenta con su estudio. En el taller de Palma acumula muchísimas obras, apuntes, pruebas, catálogos de sus anteriores exposiciones. La de Can Gelabert se podrá visitar hasta el próximo 9 de diciembre.

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