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Día Internacional de la Danza

Arte que ‘envenena’ para siempre

Más de 250 niños y jóvenes se forman como bailarines en el Conservatori Professional de Música i Dansa de Mallorca, centro público desde el que reclaman más apoyo institucional para que se amplíen las salidas laborales

Silvia Riutort, directora del Conservatori Professional de Música i Dansa, posa con un numeroso grupo de alumnos. Guillem Bosch

Hoy se celebra el Día Internacional de la Danza, un arte que están aprendiendo algo más de 250 alumnos del Conservatori Professional de Música i Dansa de Mallorca. Una cuarta parte de cada promoción acabará dedicándose a ello, ya sea como bailarines o como docentes, estima Silvia Riutort, exalumna de este centro y desde el pasado julio su directora. Esa cifra aumentaría si en Mallorca hubiera una compañía oficial, con apoyo institucional, con la que tener una programación anual en los teatros públicos de la isla, comenta esta bailarina, quien acto seguido reconoce que su deseo «es una utopía» porque «en España la infraestructura dancística es muy escasa».

Los bailarines, tras completar el ciclo elemental y el profesional de danza, habrán pasado diez cursos en este conservatorio público, al que pueden entrar sin ningún tipo de noción cuando tienen ocho años. Lleguen a ser bailarines profesionales, docentes o aficionados, la danza seguirá en sus vidas porque «es su mundo, es su refugio, su manera de expresarse, de vivir. La danza te envenena y te envenena para siempre», asevera Riutort.

Esta sigue siendo una disciplina en la «desgraciadamente» la gran mayoría del alumnado son chicas, comenta la directora del conservatorio profesional. «Es verdad que cuando llegan niños suelen estar muy condicionados por una pasión, suelen ser alumnos magníficos porque vienen muy predispuestos. El niño que llega al conservatorio, la gran mayoría, quiere ser bailarín. Porque muchas niñas comienzan como hobby o porque su madre hizo danza, o porque queda bien… Es muy diferente, aunque es verdad que acaban sintiendo la danza como una pasión… Pero ojalá viniesen más niños», manifiesta Riutort.

En la etapa de Secundaria y Bachillerato, cuando ya están en el ciclo profesional del Conservatorio, el alumnado cursa sus estudios en el IES Joan Maria Thomàs, donde se les adapta el horario para que después de tres horas de clase, al principio de la jornada, puedan tener otras cuatro de danza (a partir de las 11 de la mañana), tras las que regresan a las clases del instituto.

Cuando finalizan esa etapa, lo hacen con una titulación profesional de danza y llega el momento de «elegir si se dedican a hacer una carrera universitaria, si se dedican a la danza o si queda como un hobby», explica Riutort. Es un momento difícil tanto para los bailarines como para sus familias. «La gran mayoría son alumnos a los que les va muy bien en la escuela, modélicos, porque están acostumbrados a organizarse, a ser muy responsables con el tiempo, a valorar cuando tienen un rato libre…», prosigue la directora. «Desgraciadamente, hay muchos conservatorios, pero después poca salida profesional o pocas ayudas para hacer este ‘puente’ entre los estudios y la vida profesional. La gran mayoría de alumnos talentosos acaban yéndose fuera, a Europa e incluso a Estados Unidos. Como pasa en las ciencias, estamos pagando formación para que después los profesionales se vayan a bailar fuera», incide Silvia Riutort.

Las salidas profesionales son complicadas para estos jóvenes que dedican una media de 20 horas semanales a la danza y adquieren «disciplina, responsabilidad, respeto a los compañeros y a los profesores y una capacidad de esfuerzo y de concentración», destaca su directora. Una posibilidad es continuar en un conservatorio superior, en pedagogía, para ser docentes, pero las plazas son limitadas. «Es un mundo que necesita ayuda pública para avanzar y mejorar, y para ponerse en las mejores condiciones en las que está Europa», comenta Riutort.

Pese a las dificultades que se les presentan, Riutort no duda. «Cuando un niño o niña siente algo diferente con la danza o la música es porque es especial en ese sentido y los padres deben darle la oportunidad de que pueda desarrollar esa pasión», afirma.

Palma Dansa, más de una semana de espectáculos

La lectura de un manifiesto a cargo de la bailarina Maya Triay marcará esta mañana el inicio de varios días de espectáculos y talleres de danza en Palma. 

Cristina Gómez será la encargada de inaugurar las actuaciones, esta tarde, en el Teatre Xesc Forteza, escenario que mañana acogerá Der Mantel/The Cloak, de la Tchekpo Dance Company y Elisabeth Masé.

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