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Robert Pattinson, en un fotograma de ’The Batman’, de Matt Reeves.WARNER BROS

CINE CRÍTICA

'The Batman': El tormento y el hastío

Cada década ha tenido su Batman. El Hombre Murciélago y su universo se han convertido en una especie de reflejo de la sociedad y cada director que se ha hecho cargo de él, así como cada actor que lo ha interpretado, ha intentado plasmar el signo de los tiempos. Ahora le toca el turno al tándem formado por Matt Reeves y Robert Pattinson. Y, aunque parecía imposible, juntos han logrado refundar conceptualmente el mito.

The Batman es una película oscura, desencantada, que parece sintonizar con el leitmotiv Something in the way de Nirvana y el aspecto desaliñado, hosco y grunge de Pattinson. Hay algo del espíritu nihilista de los 90 que conecta con este momento de hastío en el que vivimos y que se convierte en caldo de cultivo para el surgimiento de un mal que acecha mientras esparce el odio a través de las redes y las teorías conspiranoicas.

En The Batman ya no hay un solo antagonista, sino que el concepto de villano se disemina tanto en los bajos fondos como en las altas esferas. Gotham City se muestra más sombría que nunca, un escenario nocturno de estética posindustrial repleto de podredumbre moral, drogas sintéticas y luces de neón. En él, Bruce Wayne está más solo y atormentado que nunca dentro de ese mundo obsesivo que lo consume.

Reeves ha orquestado un espectáculo cromático en negro y rojo apabullante dotado de una imaginería visual propia. Puede que remita a Seven por su apuesta por el thriller de investigación noir, pero su narración adquiere su propio sentido, casi como un estado mental. En contraposición, la Catwoman de Zöe Kravitz se convierte en el corazón de la película y en ella se encuentra la llave evolutiva de la saga.

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