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MÚSICA CRÍTICA

Con mano izquierda

Hago mías las palabras del amigo Juanjo Company, cuando, al final del concierto que nuestra Orquestra Simfònica ofreció el pasado viernes en Palma, comentó: «Esa directora tiene una mano izquierda prodigiosa». Y era cierto, Lina González Granados dibujaba, con su izquierda, unas figuras en el aire, dando a entender, a los músicos, mucho más de lo que indicaba la partitura. Deliciosa dirección que consiguió, de nuestra formación, un sonido muy compacto y sólido.

Para empezar, nos encontramos con una obra maestra de Tchaikovsky, su Obertura-Fantasía sobre Romeo y Julieta, con dos temas, dos melodías, una contundente y otra más lírica, enfrentándose entre sí, jugando a ver cual de las dos acaba prevaleciendo. Para la directora colombiana, este enfrentamiento terminó en tablas pues hizo que los dos sonaran por igual, al mismo nivel, como diciendo: «Ni Capuletos ni Kontescos, el amor, en el fondo es lo que prevalece». Buena versión y buen inicio.

Siguió luego el Concierto para piano y orquesta de Grieg. Pura delicia de principio a fin. Con una pianista de lujo: Judith Jauregui, que hizo una versión muy delicada y ortodoxa de la partitura, destacando más la parte de música culta que las pinceladas de música popular que el compositor introduce.

Y para terminar otra obra maestra, Scheerazade, el Poema Sinfónico que sobre los cuentos de las 1001 noches compuso Rimsky-Korsakov. Con una Scheerezade muy valiente que, aquí, formalizó su narración a través del violín de Smerald Spahiu, nuestro concertino, siempre elegante. Toda la obra sonó de forma impecable, optando, la directora, por unos tempi lentos, pero sin ningún indicio de pesadez. Muy al estilo Celibidache.

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