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"Miró nos ha conectado con lo primitivo, básico y ritual"

Las ganadoras del Premio Pilar Juncosa & Sotheby’s exponen ‘Un punto fijo para orientarse’, donde conjugan cerámica y grabado, muy característicos de los talleres mironianos de Son Boter

Las ganadoras del Premio Pilar Juncosa & Sotheby's en la Fundació Miró Guillem Bosch

Joan Miró siempre hablaba de su amor y su estrecha relación con la tierra, el mar y el espacio en el que trabajaba, los talleres de la possessió de Son Boter. Y en ellos se han inspirado las ganadoras del Premio Bienal Pilar Juncosa & Sotheby’s 2019, un proyecto que este sábado se inaugura en la Fundació Miró y en el que Inma Herrera y Shirin Salehi reflejan «la conexión del artista con lo más primitivo, básico y ritual. Hemos hallado este punto en común con Miró y hemos jugado con los elementos que él utilizaba: tierra, fuego y agua», dicen sobre las piezas de Un punto fijo para orientarse.

Algunos ejemplos de ello son los fotogramas del proceso de creación con sulfato de cobre, que recuerdan al mar, los rescoldos del horno y los pellizcos de barro negro. También muestran, «como fragmentos misteriosos, instantes poéticos», el trabajo en el taller a través de vídeos en el Espai Zero. El Espai Cúbic está reservado a tres columnas cerámicas y otras piezas, e intervienen además en el patio del taller Sert y el interior de Son Boter. «Hemos habitado los espacios e integrado las piezas en ellos de la misma forma en que nos hemos relacionado con la materia. No se trata simplemente de usar un lugar o elemento, sino de tener un respeto absoluto a la arquitectura y los materiales», tal como destaca Herrera.

El «austero» resultado tiene una intencionalidad. «Las obras son muy sencillas precisamente porque buscábamos eso», afirma Salehi. «No hay ningún añadido ornamental, ni esmaltes ni nada en las esculturas cerámicas, solo materia pura, porque nos parecía importante volver a la relación con lo primitivo de la que partía Miró», añade. «Son Boter refleja ese diálogo, sus grafitos son de una sencillez absoluta, y quisimos que fuese el germen de nuestro proyecto, adaptado al trabajo que desarrollamos con la cerámica y el grabado, a nuestra manera y en el tiempo en que vivimos», como describe Herrera.

En ambas disciplinas artísticas se centran los talleres que creó Miró en la finca del siglo XVIII y ahora se conjugan de nuevo en una exposición que permanecerá abierta hasta después del verano. Su título «no hace referencia a un punto de partida, sino a un punto sobre el que gira todo, teniendo muy presente el ritual, el proceso de repetición, tanto en la creación artística como en cualquier otro ámbito». Shirin Salehi menciona el libro La resistencia íntima, del filósofo Josep Maria Esquirol, que habla de «volver a los gestos más sencillos, concretos, y cómo eso nos hace ser más humanos, más nosotros mismos». Les inspiró tanto como Son Boter, además del ensayo Lo sagrado y lo profano, de Mircea Eliade, que explica que «indistintamente de la religión, las personas han necesitado toda su vida aferrarse a algo para dar un sentido a su vida. Esa es la idea del punto fijo para orientarse, un asidero», como le gusta comparar a Inma Herrera.

Ambas están de acuerdo en que «en pleno siglo XXI, cuando se habla de la sociedad líquida de Bauman, seguimos necesitando sentir que hay algo estable, como la tierra que pisamos, el lugar que habitamos, una casa, un refugio, y desde ahí nos orientamos». Ellas lo han encontrado artísticamente en los talleres de Miró y el trabajo con la materia de forma directa, «una manera de resistir frente al mundo virtual, inmaterial».

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