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Gilles Apap: "Para mí, tocar un instrumento tiene mucho de libertad"

El violinista argelino, nacido en Bujía y formado en Francia, actúa este viernes junto al pianista Alfredo Oyágüez en el Festival de Sineu y lo hace también este jueves en el de Deià, al que regresará el 1 de julio con un concierto en Son Marroig junto a la Camerata Deià

El violinista argelino Gilles Apap.

-¿Es correcto calificarle de violinista heterodoxo?

-Mejor decir que me gustan los diferentes estilos de la música, que me siento cómodo tanto en la clásica como en la popular o tradicional. Y es que los estilos son como los idiomas, cuando conoces uno bien, te desenvuelves en él sin pensar en los demás. 

-¿Qué significó tener el aplauso y el empuje de Yehudi Menuhin?

-Fue muy importante que una persona de su talla me animara, fue realmente transcendente para mi carrera. Menuhin aún sigue siendo fuente de inspiración, me gustaría poder decir que sigo su camino.

-De hecho, él también fue heterodoxo pues tocó clásica y jazz.

-De todas maneras él se consideraba músico de clásica, pues no se sentía cómodo en la improvisación. Admiraba la música popular, sobre todo la música de la India, que llegó a tocar en contadas ocasiones.  

-La improvisación fue la base de mucha de la primera música clásica. ¿Vuelve usted a los orígenes?

-Lo que me gusta de la música antigua es que estaba pensada para tocar en grupo, a mí me gusta mucho tocar con otros músicos y para ello es necesario adaptarse y saber improvisar. En la base de la música tradicional está el tocar juntos.

-Hábleme de esa cadencia del concierto de Mozart y que usted hizo famosa al mezclar elementos del clasicismo con las de la música folk.

-Dudaba antes del concierto pero fue Menuhin quien me animó y al tocarla por primera vez lo pasé muy mal, pues una parte importante de las dos mil personas que la escucharon desaprobaron la versión con ruidos y silbidos. Fue duro, muy duro. Esto hizo que estuviera años sin volverla a introducir.

-¿En su manera de tocar qué hay más, experimentación o libertad creativa?

-Ya el hecho de tocar, en sí, es una experiencia única. Para mí, tocar un instrumento tiene mucho de libertad. 

-¿Cree que los músicos de clásica deben pasar por la música popular?

-No necesariamente, cada uno tiene sus maneras de avanzar y tocar bien. Para mí es evidente que ha sido muy bueno, pues la música popular me ha hecho madurar. Pero no puedo decir que ese sea el camino de todo músico.

-¿Cómo ha vivido la situación pandémica?

-Pues no muy mal. Como me gusta mucho estar en casa y tocar música tradicional para mí mismo y con amigos, la covid me ha permitido hacerlo. He aprovechado para tocar otros instrumentos aparte del violín, como el violonchelo, y descansar. 

-¿Qué pensarían sus maestros de su evolución como músico?

-Probablemente se preguntarían cómo ha evolucionado mi técnica. Aprender la técnica es muy importante y eso se hace con los primeros profesores, ellos ponen las bases de lo que serás como músico. Los maestros con los que al principio aprendes son los más importantes.

-Ha colaborado con músicos celtas, indios, gitanos, de jazz, de flamenco. ¿Qué le aportan esos músicos?

-Pues me han dado la oportunidad de acercarme a otras músicas y abandonar los dogmas que tiene la música clásica. La música popular, al no tener partituras, permite abrirse y evolucionar, entrar en el interior de la música. 

-En los programas de estos conciertos en Mallorca tocará Mozart, Bartok, Gershwin y Brahms. ¿Qué tienen en común?

No hemos elegido el programa a partir de ninguna temática concreta. Ha salido así, consensuado con el pianista Alfredo Oyágüez. De todas maneras, debo decir que ya que hemos hablado de improvisación, Mozart es el compositor que más se acerca a esa manera de tocar pues incluye muchas repeticiones en sus sonatas que permiten al artista poner algo propio.

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