Pere Bestard y Joana Pol afrontan el 2021 como un «año de siembra» cuya cosecha llegará en 2022. Así lo defienden los integrantes de Donallop mientras reflexionan sobre sus nuevos retos, cerveza sin alcohol en mano y olivas picante en boca. La charla transcurre en la terraza de su casa de Selva, pueblo en el que se han instalado tras su aventura vital y musical en Solsona (Lleida), y ahonda en unos proyectos que pasan por dos nuevas entregas discográficas, ambas en formato EP, y un sello, Plas Plas, con el que también ejercerán funciones de booking, es decir, buscarán contactos a los grupos fichados para poder tocar en directo, toda una odisea en tiempos de pandemia.
Los Donallop rebosan ilusión y entrega, y juegan en casa. Joana Pol se ha hecho con el antiguo caserón de su abuela, con vistas a la bahía de Alcúdia, y ahí han montado su propio estudio y local de ensayo. «Nos permitirá trabajar de un modo diferente», afirma. Sus nuevas canciones, las de los esperados EP’s, ya están cocinadas. Se grabaron antes de la Covid, en los estudios de Paco Loco, el gurú del indie español, un guía al que seguir, como demuestra el libro suyo que descansa sobre la chimenea, Cómo no llevar un estudio de grabación, junto al Cómo funciona la música de David Byrne. La masterización ha corrido a cargo de Hay Zeelen, en el que fue uno de sus últimos trabajos antes de su regreso a su Holanda natal. El primero de los dos discos lleva por título Cara a Cara y su primer single, Floridura, se lanzó el pasado 5 de febrero. «Té una clau menuda però no sap on anar, taronja florida per berenar, una mà amiga cau damunt es manillar, una bala perduda surt es fum des fumeral», canta Pol, con su delicada voz, en la primera estrofa de una canción que se debate entre la libertad y la asfixia, y que va acompañada de un vídeo que firma Arnau Vadell, de tan solo 16 años.
El sello discográfico creado por el dueto, Plas Plas, con el que publicarán sus nuevos trabajos, responde a una «antigua fantasía» que siempre tuvieron en mente. «En japonés la palabra crisis está compuesta por los caracteres ‘peligro’ y ‘oportunidad’. Este periodo de incertidumbre global ha favorecido la concentración energética suficiente para que surja una aventura independiente sin precedentes en la música pop de esta orilla del Mediterráneo», explican en su catálogo, con un grupo estrella, Los Jaguares de la Bahía, pilotado por Paco Loco y con antiguos componentes de Australian Blonde en sus filas. Plas Plas también abraza a otras bandas, todas marcadas por la frescura, que facturan sonidos que van del pop a las músicas urbanas. Una escudería musical que incluye nombres como los de Guineu, Abraham Rivas, Ferran Palau, Anna Andreu, Gener, Carlota Flaneur, Maria Hein, Valentina & The Electric Post, La Pop, El Triangulista, The Tyets y la última incorporación, la de Plan_Et i Miquel de la Mel.
«El cambio de residencia nos da alas», confiesa Pol antes de entregarse a otro de sus placeres, la cocina. Hoy toca rodaballo a las brasas y no faltan los brindis, el primero, por el plato logrado, el segundo, para que vuelvan los conciertos de antes. «El último, con el que cerramos la gira de Crisàlide, en sa Teulera de Andratx, fue raro, por el aforo reducido y por las mascarillas del público, pero la gente que vino demostró que tiene muchas ganas de música en directo. Nos regalaron los aplausos más fuertes que hemos oído nunca», subrayan.
