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Pau dibuja la odisea de su abuelo contra el fascismo

‘Las cinco banderas’ se basa en las memorias de Vicente Jiménez-Bravo, quien pasó por los campos de concentración franceses y alemanes

‘Las cinco banderas’ es el título del cómic, una historieta en la que los animales, el humor y el horror serán protagonistas. Pau

El dibujante Pau Rodríguez (Palma, 1972) tuvo, como la mayoría de los de su generación, un abuelo que contaba «batallitas» de la guerra. Se las narraba a él y a otros cuatro nietos en Can Pastilla, donde había alquilado un apartamento para pasar los meses de verano «en plan militar» mientras los padres trabajaban para los turistas. «A las ocho tocaba diana, a las nueve bajábamos a la playa ya desayunados, cada uno tenía una tarea que iba rotando cada día, y cuando estábamos en la playa, a media mañana, íbamos a comprar unos bocadillos para merendar y ahí era cuando nos contaba sus batallitas», recuerda el último Premi Ciutat de Palma de cómic. A Pau siempre le pareció que su abuelo exageraba un poco pero tras su muerte, a los 79 años, descubrió todo lo contrario, «se quedaba corto para el drama que vivió». Al vaciar la casa en la que vivió sus últimos años, su nieto encontró unos cuadernos, escritos en los años 40, que no dudó en devorar. Así conoció la odisea que Vicente Jiménez-Bravo (Manzanares, Ciudad Real, 1919; Palma, 1999) vivió en el centro del huracán que sacudió Europa entre 1936 y 1945, un periplo que le llevó desde el Madrid de la República, cuando contaba 17 años, hasta los trabajos forzados en Mallorca durante el franquismo, pasando por la XII Brigada Internacional ‘Garibaldi’, la Batalla del Ebro, la de Dunkerque y los campos de concentración franceses y alemanes. Un viaje a los infiernos que ha decidido contar, siendo fiel a sus memorias, en el cómic Las cinco banderas, porque cinco fueron las banderas bajo las que luchó y trató de sobrevivir: las de la República española, Francia, Inglaterra, los nazis y la España franquista.

«En parte es un homenaje a mi abuelo. Quiero contarle a mi hija Marina a través de un cómic la gigantesca aventura de mi abuelo. Viendo el desconocimiento y el silencio que hay sobre algunas cosas del pasado pensé que el material y la información detallada que hallé durante mi trabajo de documentación podría servir a mucha gente. No solo es un cómic de aventuras, también es una gran fuente de información», defiende Pau.

Su investigación por los archivos, de distintos países, se prolongó tres años. El primer pasó lo dio con las memorias de su abuelo, que describían, «con todo tipo de detalles», cómo eran los barracones de los campos de concentración en los que malvivió, como el de Argelès-sur-Mer, qué tipo de comida recibían o el papeleo que se llevaba en aquellas jaulas humanas. «Fui ordenando cronológicamente todo lo que encontraba y vi algunos huecos, así que me lancé a una búsqueda por archivos de todo el mundo. En Moscú, por ejemplo, descubrí que tenían muchísima información de las Brigadas Internacionales», señala.

De este modo, el dibujante supo cómo pasó su abuelo la primera noche en el frente de la Guerra Civil, «durmiendo junto a un cadáver decapitado»; cómo era la brigada Garibaldi, «una fuerza de choque que utilizaban para romper los frentes y cubrir las retiradas, es decir, auténtica carne de cañón»; su alistamiento en la British Expeditionary Force; la Batalla de Dunkerque; su huida al sur de Francia; la captura por parte de los alemanes; las heridas que sufrió en una explosión accidental de una granada de gas mostaza en un arsenal de armamento químico; su ingreso en una base de submarinos al norte de Francia; o su cautiverio en Mallorca, durante el franquismo, cuando fue condenado a trabajos forzados y tres años de mili, por no hacerla en su momento.

Fue en Mallorca donde Vicente Jiménez-Bravo, « el hombre más valiente que he conocido nunca», le dijo a Pau uno de sus compañeros en el frente, conoció a su mujer, Antonia Llabrés, encargada de coser y lavar la ropa de los soldados, obligados a construir la carretera de Cala Sant Vicenç a la posición antiaérea de Coves Blanques que nunca llegó a ser.

Las cinco banderas se valdrá del humor, «supongo que fue parte clave en la supervivencia de mi abuelo», y estará protagonizado por animales, recurso habitual en Pau. Los personajes femeninos serán importantes en la historia, como La suerte y La muerte, que se disputarán todo el tiempo a Jiménez-Bravo, o el amor platónico que tuvo durante la guerra civil, «algo que pudo haber sido y no fue, como la República», apunta Pau.

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