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Marta Sanz: "La irrupción de una ultraderecha que elogia la ignorancia me ha llevado a escribir sobre la memoria histórica"

La declaración del estado de alarma en la capital es absolutamente necesaria», defiende la autora madrileña u «Creo que la cultura está más conectada con la educación que con el espectáculo

Marta Sanz, en un momento de la entrevista.

¿Cómo ha encajado la declaración del estado de alarma en su ciudad, Madrid?

Perfectamente, porque me parece algo completamente necesario. En Madrid tenemos un gobierno que ya desde hace muchos años lleva haciendo dejación de funciones en todo lo que se refiere a asistencia pública de los ciudadanos, tanto en sanidad como en educación, y en un caso tan excepcional como éste, en el que no hay rastreadores, no se atiende a los pacientes crónicos y en el que los médicos cobran una miseria y se van a otras comunidades, era absolutamente imprescindible que el Gobierno central tomara cartas en el asunto. La situación en Madrid es cualquier cosa menos buena.

¿Qué ambiente se respira en las calles de la capital?

Yo toco muy poco la calle. Solo salgo para lo imprescindible, para trabajar. Pero sí he notado un gran descontento ante el hecho del confinamiento para los barrios más desfavorecidos mientras que los barrios menos desfavorecidos y populares parecía que vivían en una situación en la que no pasaba nada. Eso provocó un malestar y llegué a temer que se desatara la violencia por el cabreo de la gente.

¿Qué opinión le merece la disputa política entre el Gobierno central y la Comunidad de Madrid?

A mí me parece que la disputa la provocan unos, los que tienen en este momento el gobierno en la comunidad de Madrid. Los otros están haciendo su trabajo. Creo que se está interpretando de una manera muy torticera y muy manipuladora eso de la disputa política. Se está transmitiendo a la población una idea de que todos los políticos son iguales y de que todos desasisten a los ciudadanos que no es real y que en el fondo nos hace daño.

¿A usted le resulta difícil concentrarse en su trabajo, el de escritora, con todo lo que sucede ahí afuera?

Como escritora siempre he escrito con las ventanas abiertas. Los escritores, las escritoras, jamás nos abstraemos de lo que sucede más allá de las puertas de nuestras casas. A mí me interesan los escritores que en sus textos son permeables a todo lo que sucede en la realidad, aquellos que con la literatura reflejan la realidad pero también tratan de intervenir en ella de alguna manera. La literatura no surge del sexo de los ángeles, no es sagrada ni divina, ni te la soplan las musas al oído.

¿La pandemia nos cambiará para bien?

Tengo una hipótesis, muy utópica, pero aun así espero que se cumpla: espero que salgamos reforzados de esta experiencia, con todos los valores que tienen que ver con la solidaridad, la necesidad de cuidarnos, tanto desde un punto de vista personal, íntimo, familiar, como también institucional, con la conciencia de las vulnerabilidades. Pero frente a ese escenario, que sería el deseable y que pondría de manifiesto que hemos aprendido algo, hay otro escenario menos complaciente que tiene que ver con cómo en la época de crisis se agudizan todas las intolerancias en una sociedad tan competitiva y excluyente como la nuestra. Lo que temo es que después de esta época terrible las desigualdades, las colas del hambre, las desventajas económicas y sociales, generarán más machismo, racismo, segregacionismo, clasismo y todos los ismos que te puedas imaginar. Quiero confiar en lo primero y lucho denodadamente por no caer en lo segundo.

¿En qué nos puede cambiar la lectura de un libro como pequeñas mujeres rojas?

Que la lectura de este libro pueda cambiar a los lectores sería algo maravilloso. Lo que he intentado es cambiar un poco el pacto de lectura con el espacio de recepción. Creo que en un mundo donde la literatura es excesivamente complaciente, espectacular, donde pasamos por encima de los textos como patinadores, pues yo propongo un tipo de lectura que de alguna manera nos invite a leer despacio porque los textos literarios están llenos de estratos, de complejidades, hay que bucear en ellos y llevarlos al territorio de lo personal para construir eso que se llama el placer del texto.

¿Me puedo referir a su novela como policíaca, negra, política o poética?

Sobre todo como una novela poética. Creo que he construido un artefacto poético donde de algún modo he utilizado recursos de otros géneros buscando una especie de híbrido. Los lectores de esta novela se van a encontrar con elementos de un western que yo califico de expresionista, elementos de novela negra, referencias al cine de Alfred Hitchcock, muchos recursos del género de terror y reminiscencias de la escritura sobre la memoria. Todo puesto al servicio de un libro que lo que pretende es hablar del presente, de las cosas que nos están pasando en este momento.

¿Qué le llevó a escribir sobre la memoria histórica y las fosas?

La irrupción de una ultraderecha muy desfachatada que me parece que traía otra vez al primer plano de nuestra realidad asuntos que ya creíamos superados que tienen que ver con la represión de la moral nacional católica, la demonización del feminismo y la defensa de los privilegios de unos pocos frente a unos muchos. El imperio de la visceralidad, el desprestigio del conocimiento, el borrado malsano de la historia y el elogio de la ignorancia que practica la ultraderecha me parece tremendamente preocupante.

¿La ley de memoria histórica se cumple?

Todavía no pero espero que pronto se pueda cumplir. Para que la ley de memoria histórica, la ley de memoria democrática pueda cumplirse verdaderamente y se cierren heridas hacen falta dos cosas: dotación económica y mucha educación, a todos los niveles.

¿La literatura puede ser neutral?

No. Cualquier persona que toma la palabra en público, sea del ámbito que sea, desde una tribuna televisiva, parlamentaria, el escenario de un teatro o a través de un libro, está adoptando siempre una posición respecto al mundo en el que vive. No creo que ninguna manifestación artística pueda ser neutral. Todas son ideológicas, lo que no significa que todas sean políticas. Uno se retrata, se le ve la patita por debajo de la puerta con los textos que escribe.

Se le anunciaba como uno de los platos fuertes de la Fira del Llibre. ¿Qué tal se siente en el papel de estrella?

Muy rara. Yo soy una mujer que intenta desempeñar su oficio con humildad, rigor y honestidad, y casi siempre huyo de la espectacularidad. Creo que la cultura está más conectada con la educación que con el espectáculo.

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