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El sector del libro se mantiene gracias al aumento de lectores

El cambio de hábitos motivado por la pandemia repercute positivamente en las ventas

El sector del libro se mantiene gracias al aumento de lectores

La incertidumbre sigue siendo la palabra más repetida a la hora de valorar el estado de cosas en tiempos de covid-19. El sector del libro no es diferente, aunque caben matices para definir el presente de una actividad económica que, en cierta manera, se ha beneficiado de los cambios de costumbres motivados por el confinamiento y la pandemia.

Para Laia Alegret, de la librería Drac Màgic, el sabor que le ha dejado todo esto es agridulce: «Por un lado, nadie nos quita que hemos estado cerrados durante dos meses y que no hemos podido celebrar Sant Jordi, pero por otro hay más comunidad lectora. Los primeros dos meses después de abrir fueron muy potentes, la gente ha leído más», sin embargo, el contrapunto es que «ésta ha sido la peor campaña de libros de texto que recuerdo», señala Alegret.

«La librería se va manteniendo, no podemos decir que vaya mal, pero también es verdad que tenemos una persona menos trabajando con nosotros». Así resume Maria Barceló, Llibreria Lluna, el presente de su sector desde su experiencia. Al igual que Alegret, Barceló es consciente de que aunque haya aumentado la venta de libros, la crisis económica acabará afectándoles: «Mucha gente está en ERTE, se ha quedado sin trabajo o le han bajado el sueldo», apunta. Para Barceló, después del repunte vivido con la reapertura de las librerías, «ahora es un momento de tranquilidad. Estamos a la expectativa de lo que pasará en la campaña de Navidad».

No todo han sido novedades positivas para el sector que ha visto reducida o eliminada su actividad cultural complementaria. «Ninguna librería tiene los metros suficientes para realizar actos con las medidas de seguridad», explica Miquel Ferrer desde Rata Corner al tiempo que destaca que la actividad ha podido mantenerse gracias a la cesión de espacios públicos como la Misericòrdia. Ferrer apunta que «en general aguantamos cifras, pero se ha perdido la experiencia de compra. La gente ahora viene a tiro fijo y no se queda mucho tiempo en la librería». Sin ser pesimista, eso es lo que Ferrer echa más de menos: «Hemos perdido el punto de reunión, la comunidad, por eso agradecemos la Festa del Llibre de julio o la Fira del Llibre que empieza mañana, porque añoramos la parte social». La parte puramente económica se ha visto aliviada por las líneas de ayudas públicas a las que se han podido acoger algunos libreros aunque, tal y como señala Alegret, «nada podrá paliar el hecho de que hemos estado cerrados dos meses». Aun así, la librera matiza que « personalmente estoy muy contenta, no nos podemos quejar». Por su parte Francesc Sanchis, de la librería Embat, señala que el sector vive en estos momentos un exceso de oferta «con más puntos de venta, pero no más librerías», matiza. El gremio sufre además todos los condicionantes del pequeño comercio como el alto precio de los alquileres, de los gastos generales y de los suministros. Apunta que las condiciones de renovación del ERTE en el mes de octubre han supuesto «ahogar la economía mallorquina». En definitiva, para Sanchis el futuro se vislumbra incierto y el presente del sector, en tensión.

Librerías pequeñas pero con presencia ‘online’

«En el año 2020 una librería debe tener su tienda online». Miquel Ferrer lo tiene claro y parece que el resto de libreros también. El confinamiento y la pandemia han servido para que muchas librerías montasen su sucursal virtual o reactivasen la que ya tenían en marcha. Las ventas online de los libreros consultados han aumentado, pero siguen siendo solamente un complemento a la venta tradicional. «Durante el confinamiento fue significativo porque era lo único que había, pero hemos demostrado que hay una alternativa a las grandes plataformas», dice Ferrer. Laia Alegret afirma que su tienda virtual ha doblado su actividad, pero cree que la gente que compra lo hace «por militancia, como un acto de fe en el pequeño comercio». En este sentido advierte que el grueso de personas que consume online acude a alas grandes plataformas.

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