Los estilitas eran ermitaños o monjes que subían a lo alto de una columna en ayunas y meditaban; los goliardos eran aquellos estudiantes de las universidades medievales que recorrían Europa con sus cánticos, estudios y poemas, y representaban un grupo y una fuerza de cohesión, intercambio y transmisión de cultura, conocimiento y experiencias; los bagaudas eran integrantes de varios grupos de revueltas que estuvieron activos durante el proceso de desintegración del Imperio Romano, desde finales del siglo III, y para muchos investigadores son portadores de una nueva visión del mundo mientras el que conocían se estaba agotando. Es bajo el título Bagaudas, goliardos y estilitas, acróbatas del mundo antiguo y moderno que sucede esta edición de las Converses Literàries de Formentor, con la intención de introducir a todos aquellos que participen en ellas a través del streaming nombres e historias que permitan conocer mejor autores, novelas y aportaciones literarias. 

Ayer arrancaron las mesas redondas. La primera estuvo dedicada a Cees Nooteboom, el escritor holandés que ha sido este año el ganador del Premio Formentor. Participaron en el encuentro la traductora de Nooteboom Isabel-Clara Lorda, el escritor Antón Castro (de manera online), y los miembros del jurado Alexis Grohmann, José Enrique Ruiz Domènec y Basilio Baltasar, que repasaron algunas de las obras del holandés, destacaron su europeísmo -una emergencia actual según los participantes de la mesa- así como su cosmovisión de la vida, la sociedad y los elementos naturales. 

De los Goliardos se habló en la segunda mesa redonda, que presentó la actriz y poeta Agnès Llobet, quien arrancó recitando una deconstrucción de versos goliardos –muchos pertenecen a Carmina Burana–. Ya en este encuentro se percibió un ambiente joven y fresco, pues en esta edición se ha dado espacio, de manera especial, a autores y voces más jóvenes, diferentes. Las voces del mundo presente. Cada uno de los participantes eligió una obra sobre la que hablar y debatir. La mallorquina Rosa Moncayo compartió sus impresiones sobre Mi año de descanso y relajación, de Otessa Moshfegh; Abilio Estévez de El mundo alucinante, de Reynaldo Arenas; Cristian Crusat habló de La cruzada de los niños, de Marcel Shwob; e Irene Vallejo, que no pudo asistir presencialmente al encuentro, pero que se grabó en vídeo presentando y comentando Icaromenipo, de Luciano Samosata. 

Antes de continuar con las mesas redondas de la tarde, los editores independientes que se reunieron el viernes para tratar su situación ante la pandamia, presentaron la declaración y conclusiones que sacaron del encuentro. Se reivindicaron como elemento “imprescindible del ecosistema literario”, cuya permanencia “reanuda un enriquecimiento de la diversidad cultural y de pensamiento”, sobre todo en un contexto de absorción de editoriales por grandes grupos”. “Enriquecemos el tejido cultural y ponemos en contacto a diferentes ámbitos. No proporcionamos solamente ocio, sino que somos a la vez espacio de creación, laboratorio social y escuela”, declararon en su nota; “estamos atentos a lo que pueda suceder en los próximos meses pero tenemos el convencimiento de que saldremos adelante.” 

Pierre Ducrozet compartió su fascinación por la obra Los detectives salvajes de Roberto Bolaño, autor al que admira por su novedosa manera de contar historias y su dispersión, en la mesa dedicada a los Acróbatas; Luna Miguel leyó fragmentos y comentó El funambulista, título de Jean Genet; Santiago Beruete acercó a los espectadores la novela El barón rampante, de Italo Calvino; y, desde su casa, Ginevra Bompiani descubrió los secretos de El arte de Birlibirloque, escrita por José Bergamín. 

‘Variaciones Coetzee’

La jornada de las Converses Literàries de Formentor acabó con una ponencia dedicada exclusivamente al escritor John Coetzee. A través de alguanas de sus obras (La edad de hierro, Desgracia, Elizabeth y Foe), Gonzalo Torné, Félix de Azúa, Andrés Ibáñez y Eduardo Lago –presentados por la periodista Elena Hevia– desvelaron las pasiones, misterios y profundidades del escritor sudafricano –que no pudo asistir a Formentor a causa de las restricciones por la pandemia–, una de las voces de la descolonización, cuya mirada del mundo es alejada de la europea, y que fue capaz de explicar algo nuevo.