Veinte años después de grabar en Mallorca El mar (Oso de Oro en la Berlinale de 2000), Agustí Villaronga vuelve a su isla para rodar El ventre del mar basada en un texto de Alessandro Baricco, que debió ser una obra de teatro pero la pandemia convirtió en película "casi como un gesto de rebeldía".

"Hace años hablé con Baricco porque quería hacer una adaptación de su novela Sin sangre; yo ya le conocía y me gustaba mucho su mundo. Leí también otro libro suyo, Océano mar, en el que había un capítulo que no tenía relación con el resto de la novela, donde simplemente interpretaba el naufragio de La medusa, la balsa del famoso lienzo de Théodore Géricault (1819)".

"Lo primero que pensé fue en hacer una obra de teatro con ese capitulito, y lo intenté, y estuvimos a punto de sacarlo adelante con Eduard Fernández y Darío Grandinetti; pero aquello se fue al agua", se lamenta el director de Incerta glòria (2017).

Entonces llegó el confinamiento por la pandemia. El teatro se volvió inalcanzable y surgió hacer una película: "A caballo entre el cine y el teatro, como una manera de reinventarnos ante estas dificultades".

"Casi como un acto de rebeldía, me dije: 'hagamos algo de bajo presupuesto que sea un poco más manufacturado'. Y empecé a escribir el guion", explica en una entrevista con Efe, horas antes de empezar el rodaje en un lugar peculiar de la isla, es Sindicat de Felanitx, que compone por si solo otro personaje.

La historia está basada en hechos reales ocurridos en el siglo XIX, el naufragio de la fragata de la Marina francesa Alliance, en el que 147 hombres intentaron salvarse confinados en una balsa a la deriva en medio del mar, pero sólo sobrevivieron quince después de pasar un auténtico infierno.

"Hay dos personajes principales -explica Villaronga-, un oficial francés, que es blanco y lo interpreta Roger Casamajor -con quien ya trabajó en Pa negre (2010)-, y el otro, el timonel del barco, un marinero de color que interpreta Oskar Kapoya (Barcelona, 1982)".

Los papeles secundarios son interpretados por magrebíes, africanos, subsaharianos y locales, "un poquito mezclados", y con ellos la jovencísima debutante mallorquina Muminu Diallo, la única mujer del barco, porque "pasó así: solo esa chica quiso quedarse con el novio y no subió a los botes salvavidas".

El Premio Nacional de Cinematografía 2011 ha compuesto una cinta atemporal que se cuenta en dos épocas: empieza "como si estuviesen realmente en un tribunal militar de 1816, pero luego todo el recuerdo del naufragio viene mezclado como si fuese un viaje en patera. Por eso jugamos mucho con la mezcla de razas, religiones", señala.

"Quiero que recuerde cualquier situación fuerte que pueda haber en el mundo en la que la gente llegue a su límite, y ver diferentes posturas"; en su opinión, es "inevitable" no ver en este trágico suceso un paralelismo con las múltiples tragedias que continuamente se producen en el Mediterráneo.

Y si importante es el duelo actoral, no lo es menos la plástica de sus imágenes, rodadas con una cámara normal pero con un filtro de infrarrojos que capta la luz ultravioleta en vez de la luz visible, de modo que hace visible el daño que hay debajo de la capa externa de la piel, evidenciando moratones, cicatrices o manchas provocadas por el sol.

De hecho, la cinta, coproducida por La Perifèrica y Testamento (del propio director) con un presupuesto mínimo, tendrá dos directores de fotografía, Josep M. Civit, y Blai Tomàs y contará con artistas como la mallorquina Susy Gómez o el británico Jason DeCaires Taylor, creador del primer parque de esculturas submarinas.

Otro punto neurálgico del rodaje es el escenario, la antigua fábrica vitícola felanitxera, que al director le recuerda a "un cerebro" y, como la película es "muy mental", dice, este sitio "le va muy bien, la hace más inquietante".

Como pista sobre el que será su décimo largometraje de ficción, Villaronga dice que en él hay referencias de El faro, de Robert Eggers (2020), de November, de Rainer Sarnet (2017), y su propio mediometraje documental El testament de la Rosa (2015).

El ventre del mar, que se rodará también mar adentro, tiene desde hoy tres semanas de trabajo por delante.