Los palmesanos de principios de siglo XVII debían pensar que el nuevo vecino recién instalado en la calle Sant Feliu estaba loco. O que era arisco, incapaz de relacionarse civilizadamente con sus vecinos. La locura era fácil de explicar, nadie había construido una fachada tan extraña en Palma. La falta de empatía se manifestaba a través de la ornamentación de portales y ventanas, además de por una polisémica palabra en latín grabada sobre la entrada principal.

El nuevo habitante de la parroquia de Santa Creu era un jurista genovés llamado Giovanni Francesco Pavesi. Obtuvo la propiedad, que entonces era una casa de origen medieval, tras ganar en 1606 un pleito a un comerciante local llamado Antoni Mas, quien 22 años antes la había comprado a la poderosa familia Verí.

Pavesi emprendió una reforma jamás vista hasta entonces en Palma. Modificó la fachada en estilo manierista con claras influencias italianas. El manierismo había surgido un siglo antes en Italia como reacción al equilibrio de formas del renacimiento. Se caracterizaba por el uso de formas complicadas y poco naturales. Las jambas de las puertas y ventanas se configuraron con pilastras almohadilladas. Sobre las puertas y ventanas se esculpieron una decena de caras monstruosas, caras de pocos amigos. Sobre todo, la que se puede ver en el dintel de la entrada principal, justo debajo del escudo familiar. Es un diablo, algunos afirman que un león, que saca la lengua a todos los que pasan por la calle. Encima, la palabra misteriosa: "Eundo". [Vea aquí las imágenes]

Algunos estudiosos han encontrado la influencia más directa en el palacio Zuccaro de Roma, datado en 1596. Construido por el pintor, arquitecto y escritor italiano Federico Zuccario, característica más relevante es que las cornisas de las puertas y ventanas externas tienen el aspecto de monstruosas bocas abiertas.

Las obras de Can Pavesi estaban acabadas en 1620, se cumplen ahora cuatro siglos, cuando murió el enigmático dueño. El pueblo pronto encontró un mote adecuado para tan extravagante edificio: Ses Carasses. El nombre popular hizo fortuna, ya se encuentra documentado en 1765, y la calle Sant Feliu también fue conocida en Palma como el carrer de ses Carasses.

La palabra "eundo" grabada sobre la puerta principal ha dado pie a interpretaciones muy diversas. La primera sería una burla hacia el anterior propietario, a quien Pavesi arrebató el edificio gracias al pleito que ganó. La segunda hace referencia al carácter arisco del morador, "vete" sería la traducción literal. La más amable tendría que ver con el origen extranjero del dueño y podría traducirse libremente por "viajero".

A la muerte de Pavesi, el inmueble pasó a manos de otro italiano, Domenico Belloto, circunstancia que proporcionó un tercer alias a la mansión. El nuevo propietario era un comerciante de trigo que trabajaba para el Gran i General Consell. Logró un ascenso vertiginoso en la escala social de la isla y en 1644 ya se le había concedido el título de caballero. Los Belloto mantuvieron la propiedad hasta 1823, cuando Elisenda Belloto se convirtió en la última descendiente que conservó este apellido.

La casa sufrió modificaciones en el siglo XIX, cuando fue dividida en varias viviendas y se modificó la fachada con el añadido de dos balcones cerrados. Fue restaurada en 2008. La dureza de la piedra original permitió que el grueso de los trabajos se concentraran en una limpieza de cara, aunque fue necesario restaurar algunos detalles.

Un buen regalo de cuarto centenario para Can Pavese, Can Belloto o ses Carasses sería retirar los cables eléctricos o de comunicaciones indignos de una fachada tan espectacular. Además, restan solemnidad y capacidad de asustar a los cabezones.

CONTENIDO_RELACIONADO

  • El edificio de Ses Carasses muda su piel

FIN_CONTENIDO_RELACIONADO