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Ferran Garcia Sevilla: "El fascismo es una hidra de mil cabezas"

"Los museos exponen las obras cuando ya están desactivadas" -"La postmodernidad es el individualismo puro y duro, la era de las emociones sin riesgo, de los códigos y lugares permitidos. Es ji, ji, ja, ja" - "En Cataluña nos queremos liberar del imperio mental y de la clase extractiva del Estado español"

El pintor mallorquín Ferran Garcia Sevilla, en un viaje reciente a Arizona. A la derecha, imágenes para el 1-O f. garcia sevilla

P Su intervención desobediente en el Macba ha hecho mucho ruido. ¿Cuál era su intención?

R Me acaban de enviar un audio del periodista Josep Cuní, la prima donna, que se enteró de este tema y me citó en la cadena Ser. Hablamos unos 20 minutos y se quedó tan intrigado que ayer llamó al director del Macba, Ferran Barenblit, para que diera su versión. Si esuchas ese audio, hay cosas curiosas, de mucha corrección política, como si no hubiera sucedido nada cuando hice la intervención [el personal de seguridad intentó echarle]. Yo hice las cosas de manera muy educada. Puse etiquetas al lado de Déus para no dañarlas e hice un pequeño vídeo explicativo para incentivar a la gente a ir a ver la obra. Y sí ha habido un aumento de visitantes en el Macba.

P ¿Cómo ha sido la recepción?

R Buena. Esta acción utiliza elementos simples que son contundentes. Mira, yo soy una persona de izquierdas e independentista, y estoy enfurecido como mucha otra gente. Considero que el Estado español y la mentalidad de Castilla están en una profunda decadencia: salvan los bancos sacando dinero de las pensiones, la corrupción es el sistema habitual... Acabo de leer que a Consuelo Císcar, directora del IVAM, le piden seis años de cárcel. La mentalidad del Estado español es de tercera categoría. Yo digo Estado español y no España porque no soy español. Pese a ser mallorquín, he adoptado a Cataluña como mi propia patria, que, por cierto, es una palabra horrorosa. Frente al descrédito, el Estado español hace uso de la fuerza y no de la negociación.

P Con su intervención también ha puesto de manifiesto que se puede modificar una obra que ya está colgada en un museo.

R Exacto. A mí me tienen colocado en la colección permanente, que es rotativa; en concreto, en la sala de los años 80. Los museos lo que hacen es exponer las cosas cuando están desactivadas. Yo estoy colgado cerca de las Guerrilla Girls, que en su tiempo fueron muy revolucionarias. Acogiéndome a la ley de derechos morales del artista, decidí hacer esta pequeña intervención y darle un sentido político y poético. Las pegatinas están colocadas de tal forma que se caen al suelo como las hojas en otoño. Pienso que los artistas han de poder activar su obra. Es lo que yo he buscado. Nunca he sido una persona que se dedicara a la promoción, como dijo Cuní. Comentó que yo buscaba notoriedad. Ha pretendido diluir y desactivar políticamente mi intervención. En un mundo neoliberal donde la única finalidad es obtener beneficios, se dice que la cultura no sirve para nada. Leer la Odisea, por ejemplo, que te puede enseñar cómo funciona la vida de arriba a abajo, es más complejo que ir al Black Friday. Vivimos un gran tsunami de incultura, el mismo que provoca que los políticos que tenemos sólo vayan a los pequeños beneficios y a una Constitución inamovible. El artículo 8 del título preliminar de la Carta Magna dice: "Las Fuerzas Armadas tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional". Pero ellos dicen todo el tiempo que vivimos en un estado de derecho. Un estado de derecho es un estado con leyes. En el de Franco y Hitler también había leyes. Lo que deberían decir es "estado de derecho democrático", lo cual implica diálogo.

P ¿Cómo ve la mesa de negociación entre PSOE y ERC?

R No saldrá nada de ahí porque las líneas rojas están trazadas. Cuando mi mujer escucha a Alfonso Guerra decir que España pagará un precio muy alto y todo eso, dice que le recuerda muchísmo al relato que ya se empleaba en 1898 tras la pérdida de Cuba. En Madrid hay una clase extractiva muy clara, hay un orden piramidal, donde todo son hijos de hijos de hijos. El ascensor social no existe. Hay algunos jueces democrátas y debería haber más. Pero si llegas a según dónde te inhabilitan. La catalanofobia en Castilla es brutal. Basta ver cómo ha subido el fascismo de Vox. La gente de mi generación pensábamos que ya no veríamos más fascismo, pero resulta que éste es una hidra de mil cabezas.

P ¿Se refugia en el arte?

R Apago el móvil y me pongo a trabajar en el estudio. Pero es imposible aislarse. Me interesan las imágenes que pueden ser como una puerta para liberar el pensamiento. Te voy a explicar mi historia reciente. Hacía ocho años que no venía al estudio [está en Sant Just Desvern, en Barcelona]. Padecí una hernia discal... La verdad es que me cansé de pintar. Y continué trabajando con medios electrónicos. Para el 1-O hice muchas imágenes que han recorrido el mundo. Hice una exposición muy radical de impresiones digitales, donde se mezclaban imágenes y textos de toda la historia de la humanidad, la física cuántica, textos de Chomsky, imágenes del estado islámico, El nacimiento de Venus de Botticelli, etc. Recibió un premio a la mejor exposición del año, galardón que rechacé. En este sentido, no soy como mi padre.

P Su padre era mallorquín.

R Sí, el bibliotecario de la biblioteca de Palma, en la calle Ramon Llull. Vivíamos encima. Iba al colegio de Sant Francesc, después al instituto y luego me fui a Barcelona a estudiar y ya me quedé. Después he vuelto muy poco a Mallorca. Cuando mis padres vivían, sí venía más. Tengo un hermano que es farmacólogo y que está en la UIB.

P ¿Cuándo ha vuelto a pintar?

R Después de la exposición que te comentaba, volví un día al taller tres meses después. Y redescubrí aquel espacio. En junio aparté unos 80 cuadros que no me gustaban, serré las obras.

P He leído una carta suya donde le explica a Josep Miquel Garcia, que ahora dirige la Fundació Apel·les Fenosa, que no podía depositar los trozos en ningún punto de reciclaje porque le decían que la pintura era tóxica. Una buena metáfora.

R Sí. Estamos acostumbrados al arte dulce, como un pastel. O a un arte supuestamente de denuncia que está dentro de unos códigos conocidos, reconocibles y permitidos por el sistema. Pienso que necesitamos una nueva modernidad. Tomar aquella frase de Nietzche que decía que hay que coger un martillo y romper nuestras creencias. La postmodernidad es el individualismo puro y duro, y la era de las emociones sin riesgo, de los códigos y lugares permitidos. Es ji, ji, ja, ja.

P ¿Qué opina de artistas como Ai Wei Wei, Jeff Koons o Anish Kapoor?

R Son charlatanes. Están en la esfera de lo políticamente correcto. Incluso te diré que estamos en una época, con este neoliberalismo feroz, de retroceso moral y conservadurismo muy importante. Ai Wei Wei o Bill Viola son dos ejemplos típicos de la nueva restauración, del conservadurismo del que estoy hablando. En lugar de continuar con el trabajo de investigación artística, forzar la imagen para llegar a otros lugares, se han dedicado a otra cosa. Ai Wei Wei simplemente coge a Duchamp y lo practica a lo grande. Él se quiere hacer el occidental. Yo fui maoísta, pero cuando vi que la revolución cultural quemaba los libros de cocina mandarina dije, "se acabó". Cuando Wei Wei tira al suelo una cerámica Ming, porque dice que aquella época era feudal, me enerva. Sería como tirar abajo el Partenón. ¿Acaso te crees que la sociedad griega de entonces no era feudal también? Bill Viola, que ahora expone en La Pedrera, hace los temas cristianos de siempre a lo grande, con megalomanía. Plensa también sería un artista de este estilo, con sus grandes cabezas, que parece que conviven en silencio en las plazas urbanas.

P Entonces, ¿qué papel ha de jugar el arte?

R El arte lo único que puede hacer es modificar los sistemas mentales de la percepción de la realidad. Heisenberg, el físico cuántico, decía que en el método de análisis que tú usas para mirar la realidad ya está incluida toda la información que tú puedes extraer de la realidad. Por ejemplo, si eres hiperfeminista, verás machismo en cada rincón. La gracia está en ampliar el método de análisis. Se ha de forzar el sistema de visión para ver cosas que están excluidas del modelo que tú tienes. El arte ha de proporcionar acciones e ideas que amplíen el método.

P A Campano el Reina Sofía le ha dedicado una retrospectiva.

R Sí. Éramos amigos. Él vivió durante una temporada en Barcelona y venía a casa. Nuestros hijos crecieron juntos. Has de leer en mi web la carta que le escribí a Manolo Borja-Villel del Reina. Me invitaron a participar en la exposición de los 40 años de la Constitución y dije que no.

P ¿Y a Miquel Barceló? ¿Le ve?

R Es amigo mío, pero ahora hace tiempo que no le veo. Cuando se fue a Mali, yo cogí su estudio. Mira, yo no tengo sentimiento de insularidad. Está la teoría que dice que los mallorquines son como las ensaimadas y sus fuerzas centrífugas y centrípetas: o se van para volver o los que se van ya no vuelven. Yo soy excéntrico. Vivo en Barcelona, una gran ciudad de primer nivel mundial, que tiene una buena oferta cultural y problemas políticos de primer orden.

P ¿Ha ido a las manifestaciones?

R Por supuesto. He ido a las convocatorias de los CDR y de Tsunami Democràtic. En Europa está en juego la democracia, con infiltraciones de otras potencias. Los fuegos en las calles de las grandes metrópolis europeas junto a tiendas de Chanel o Gucci dicen mucho: significan que hay una crisis muy profunda y que estamos en un cambio de época. En el caso de Cataluña, nos queremos liberar del imperio mental y de la clase extractiva del Estado español, que ya causó atrocidades en Sudámerica y ahora nos las ocasiona a nosotros. A Mallorca también le roban. Todo el área de habla catalana es la que mantiene los ministerios de Madrid. Nos queremos liberar.

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