"Palma. Es lo que piensa el periodista, crítico y escritor Nadal Suau de la ciudad que ama, donde ha nacido y dice haber sido un niño feliz. Pero la suya no es la ciudad de los 7 rincones que no te puedes perder que se anuncia en cualquier página web de turismo, sino una Palma que construye la gente, los vecinos. "Se habla mucho de lo paradisíaca que es Mallorca, de lo bonita que es Palma. Yo pienso que es infernal, puede tener un casco antiguo precioso, pero se ha convertido en un decorado. No la tengo nada mitificada".

En octubre vio la luz el ensayo de Suau: Temporada Alta. Temporada AltaEn su ejercicio se mezclan diferentes elementos -la ficción, el fake, la crónica, la teoría, la autobiografía-; algo talmente deliberado: "El turismo tiene una tendencia muy fuerte en hacer que todas las ciudades sean iguales, y que los espacios se tengan que recorrer a través de una ruta concreta. Con el ensayo he querido hacer lo contrario: romper continuamente las expectativas del lector. Se entrecruzan tonalidades, atmósferas o puntos de vista".

Suau analiza y observa el turismo y cómo este afecta a la vida de los vecinos, a la estética del lugar, cómo provoca que las ciudades escondan sus infiernos. Lo hace no solo sobre Palma, sino a partir de Palma, convirtiendo la capital mallorquina en el reflejo de cualquier otra ciudad de Europa (incluso del mundo) que hace del turismo su mayor actividad económica. "No creo que los problemas de las ciudades que conocen lo que es vivir del turismo sean muy diferentes. La gentrificación, los problemas de vivienda, la sensación de vivir en un parque temático? Esto pasa en Palma, en Barcelona y en San Francisco".

El libro le ha costado unos diez meses de trabajo, pero Suau lleva toda la vida observando Palma, y la vocación de hacer crónica de la ciudad le viene de pequeño.

Conocedor de la tradición literaria de Ciutat (menciona a Llop, Valentí Puig, Verdaguer), su intención era "hacer algo diferente". Literatura, sociología, antropología y urbanismo se abrazan en este libro, que plantea que "Mallorca no puede hacer marcha atrás". El escritor considera que "hemos tenido muchos años para aprovechar el dinero que ganamos del turismo para ser ambiciosos. Hemos invertido mucha imaginación en no inventar nada, todo da vueltas siempre sobre lo mismo: el turismo y sus mil formas. Yo solo veo un colapso", lamenta. En caso de colapsar, ¿cuál es el plan B de la isla? "Ha habido destinos turísticos que lo han dejado de ser, quién nos dice que esto no pueda pasar aquí", advierte.

Aunque Temporada Alta beba de algunas corrientes teóricas, Suau apostó por lo que podía sugerir como escritor. Así, decidió no utilizar las expresiones parque temático o centro comercial para referirse en lo que se ha convertido Palma, para "ampliar el lenguaje que utilizamos para hablar de esta realidad".

A medida que el escritor enlazaba palabras, una nueva Palma se dibujaba ante él: "Temporada Alta ha sido la oportunidad de no dar nada por hecho, de descubrir esa ciudad que no conoces. Creo que allí donde la ciudad puede cobrar nuevas vidas es en lugares como la inmigración, que creo que es revitalizadora; o en las disidencias de género. Para mí, el movimiento queer y trans repiensa la ciudad y las relaciones entre ciudadanos, mucho más que otro colectivo vecinal", manifiesta Suau, que considera que la clase media mallorquina está demasiado anquilosada.

Para Suau, la ciudad son los vecinos, los espacios que permiten e invitan a hacer comunidad (habla de Can Vinagre o Los Oficios Terrestres -ya desaparecida-). Qué, quién, o de quién es Palma. No está nada claro, y lo evidencian la cantidad de grafitis que decoran las paredes de Ciutat, "que son vandalismo, sí, pero algo más. ¿Por qué hay gente que marca la ciudad demostrando que es su territorio?". Quizás no está tan claro que la ciudad sea de todos.