Pere Arquillué (Terrasa,1967) presenta en el Teatre de Manacor, el 5 y 6 de octubre, Jerusalem, una coprodución del Grec, Centro Dramático Nacional y Tetro Romea que se ha convertido en la sensación teatral del año. Arquillué es Johny 'El Gall' Byron, un personaje que Julio Manrique, director del espectáculo, ha definido como "el antihéroe romántico. Un astro sol. Un borracho. Un pirata loco. Un ogro, un visionario, un camello detestable. Un gitano chulo y alocado inventándose el mundo desde una caravana".

P ¿Se sienten presionados por la expectación que genera Jerusalem?

R Presionados, no. La obra fue un bombazo cuando se estrenó en Londres en 2009, aquí en España es la primera vez que se representa de forma oficial. Sabes que tienes entre manos una obra que es importante, es un clásico contemporáneo y más un papel como este, 'El Gall', que será de personajes clásicos que los actores querrán hacer.

P ¿Qué es lo que ha convertido Jerusalem en un clásico?

R En las obras contemporáneas cuesta mucho encontrar una épica a la altura de Shakespeare y Jez Butterworth la tiene, notas el latido de los grandes autores épicos. Ahora se escribe más de cara a una realidad más plana, a veces muy oscura, pero esta obra tiene mucha luz, una luz muy especial desde el primer momento.

P Y también por este personaje tan superlativo que usted interpreta.

R Este personaje tan bestia, tan macarra pero al mismo tiempo tan poético y gigante. Es un borracho, drogadicto pero con un corazón y un alma de poeta absoluto y que se ríe del mundo de una forma tan radical. Hace que nos planteemos muchas cosas ante el establishment, frente al mundo tan burocrático apuesta por la libertad, por mirar el mundo con otros ojos. La obra también habla mucho de ese mundo mágico de la naturaleza que tenemos cada vez más olvidado. Conecta con Walt Whitman, William Blake, personajes que están en El Gall. Todo eso se respira. Lo que pasa es muy sencillo. El protagonista vive en un bosque cerca de un pueblo y lo quieren echar para construir unas casas y se enfrentará a todos para continuar siendo libre. El argumento no es lo importante, es la manera como se dice y desde dónde se dice y lo que cuestiona. Es una obra más compleja de lo que parece, más poética y profunda.

P ¿Cómo llega 'El Gall' hasta usted?

R Compañeros que pasan por Londres y ven la obra me dicen que debería hacer el papel. Me entró la curiosidad, la leí y me enamoré de la pieza absolutamente, y a partir de aquí hablo con Focus para plantear una posible puesta en escena.

P ¿Se había enfrentado alguna vez a un personaje así?

R El Ian de Blasted y el Roy Cohn de Àngels d'Amèrica y ahora El Gall. Ha habido algún crítico que ha dicho que estaba haciendo la trilogía de la muerte. Son tres personajes muy grandes y ahora me apetece hacerlos, personajes enorme que son difíciles acabártelos, que son grandes patéticos, que juegan con el pathos de manera muy fuerte. Es lo que me interesa ahora.

P Como actor que prefiere, ¿un antihéroe o un héroe?

R Mejor siempre un antihéroe porque está más ligado a la tierra, es más real, llega más a la gente. Ya hice muchos héroes de joven, pero no suelen ser tan interesantes.

P ¿Cómo abordó la preparación del personaje?

R La obra es larga, mi personaje es grande, está prácticamente siempre en escena, es muy complejo, lo voy descubriendo cada día que lo hago y hasta que no lleve 50 ó 60 funciones no acabaré de descubrirlo. Comenzamos a trabajar con mucha prudencia y mucha complicidad con Julio Manrique, y hemos ido poco a poco. Cuando me pongo con este tipo de personajes soy muy prudente. El personaje es muy poliédrico, intentamos integrar tantas esquinas como se pueda.

P Jerusalem parte de las esencias de la vieja Inglaterra, ¿Eso la hace excesivamente local?

R La obra es muy local, pero eso es lo que la hace muy universal en el fondo. La acción se desarrolla en un pueblecito de Inglaterra, pero aquí también tenemos pueblecitos como este. Lo que la convierte en universal es lo que cuenta, no desde dónde lo explica. Al final plantea una manera de vivir no nueva, de recuperar cosas que hemos ido dejando por el camino, esa magia que hay en la naturaleza y en nosotros mismos. Es un grito de libertad absoluto, no solo personal sino en todos los sentidos: político, social, religoso en el sentido de creer en la vida desde otro punto...

P Andrés Lima ha recibido el Premio Nacional de Teatro. ¿Lo aplaude?

R No hemos trabajado nunca juntos porque no hemos coincidido, pero me parece que está haciendo una apuesta importante por un tipo de teatro que se sale un poco de lo convencional y me parece estupendo, estoy muy contento por él.