Para el que esté al día del caso Harvey Weinstein, este documental de la BBC aporta escasas novedades. Matizo, sigue siendo muy impactante por los testimonios a cámara de varias víctimas, violadas o casi, y de algunos estrechos colaboradores entonando mea culpas (ninguno, previsible, del hermanísimo complicísimo Bob Weinstein). La realización se topa con la dificultad de acceso a videometraje con el acusado, que suple con algunas fotografías, repetitivos planos de fachadas de hoteles o algún edificio, paseos nocturnos de vehículos de alta gama y borrosos pasillos de hoteles para no abusar de los bustos parlantes. Apoyado con música muy de documental, sin esforzarse por algo más original o sutil.
Aún con esas limitaciones, el documental es muchísimo más que un Informe Semanal. Repasa la carrera de Weinstein, desde sus ya inquietantes inicios en la industria musical hasta su defenestración actual.
Reconoce sus méritos, su hiperactividad, su olfato para el cine de calidad (Pulp fiction, Shakespeare in love, Sexo, mentiras y cintas de video...), o su encanto personal cuando estaba en modo Jeckyll. Cuando pasaba a Hyde era un monstruo, capaz de definirse como pacífico y positivo para embaucar a una fémina o atacar físicamente a periodistas al grito de "¡Soy el puto sheriff de este pueblo!" Jamás lo fue, solo el oráculo del cine independiente durante algo más de una década. Su volátil carácter, suma de complejo de inferioridad, delirios de grandeza y desaforada libido han terminado pasándole factura, aún insuficiente. Pena, está aflorando muy recientemente, que no se mencione su amistad con Jeffrey Epstein o el cazatalentos de moda Jean-Luc Brunel. Ameno documental, necesario para reforzar la lucha contra depredadores sexuales poderosos.
