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Crítica de danza

El hidalgo como excusa

El hidalgo como excusa

Don Quijote, con música de Ludwig Minkus, con algunas puntuales aportaciones musicales de Ricardo Drigo, es un ballet delicioso de principio a fin. Lleno de valses muy inspirados, también contiene fandangos y jotas que bien recuerdan el carácter español del personaje. Un personaje que, curiosamente, no es el eje central de la historia, más bien es una excusa para crear un espectáculo de ballet clásico, muy rico en escenas de conjunto y algún que otro solo y más de un "pas a deux" antológicos que han pasado, por méritos propios, a la historia de la danza

El pasado fin de semana, la Compañía nacional de España de danza, ofreció la que ha sido una exitosa producción de ese título, con coreografía de José Carlos Martínez y dirección musical de Manuel Coves.

Del resultado, en su conjunto, no podemos escribir más que elogios. Prácticamente todo salió bien, rozando la perfección. La orquesta, nuestra Orquestra, sonó magníficamente bien en el foso del teatro. El director, atento siempre a las figuras en movimiento, dirigió con maestría una partitura que no es nada fácil, pues si bien está llena de momentos líricos, tiene muchos detalles que la pueden convertir en aburrida y mala de bailar.

La escenografía de Raúl García Guerrero alterna telones pintados al estilo clásico (sugerente el quijotesco telón) para el primer y tercer acto así como para la escena de los gitanos del segundo y espacios abiertos, llenos de niebla, simulando un cielo estrellado en plena noche, para la gran escena del sueño del hidalgo, en la que contó con un juego de luces que ayudó a resaltar el aspecto onírico del momento.

El grupo de bailarines aprobó con nota, casi sobresaliente. Todo el cuerpo de baile dio una lección de buen hacer. Y nos reservamos la matrícula para la pareja protagonista, sin duda la que más aplausos recibieró por parte de un público eufórico y muy agradecido. Haruki Otani y Ángel García Molinero mantuvieron, en todo momento, el listón al máximo nivel. Imposible bailar mejor esas dificilísimas corografías que en más de un momento rozan la acrobacia. Saber estar, saber moverse, saber comunicar con el cuerpo con elegancia y de una manera que parezca fácil. No es esa la esencia del ballet clásico?

Don Quijote de Ludwig Minkus

Teatre Principal de Palma

****½

Compañía Nacional de Danza. Orquestra Simfònica de Balears. José Carlos Matínez, coreógrafo. Manuel Coves, director musical. 16-06-2019

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