Diario de Mallorca

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Crítica de Música

Carros de fuego

Elias de Mendelssohn

Auditòrium de Palma

Orquestra Simfònica de Balears

Solistas vocales

Coral UIB, Coral de cámara de Pamplona

Pablo Mielgo, director

09/05/19

Que suerte poder contar con una Simfònica y un coro como el de la Universitat. Sin estos dos elementos sería del todo imposible programar obras como ese oratorio romántico, Elias de Mendelssohn, que desborda música por todas partes y que pudimos escuchar el pasado jueves en el penúltimo concierto de temporada de nuestra formación instrumental de referencia. Un lujo y, repito, una suerte. Gracias, de entrada, a los programadores. Necesitamos obras como ésta de vez en cuando. Y ya van unas cuantas (sinfonías de Mahler, Misa y Pasión de Bach...).

El coro es, sin duda, un elemento esencial en esa "ópera religiosa" (Joan Company dixit) que Mendelssohn dedicó a un profeta singular, Elías, cuya historia está llena de tira y afloja con el poder establecido. Para el compositor el coro sirve para clamar a Dios por la falta de lluvia, para acusar al enviado del cielo y para, finalmente, alabar las obras del Todopoderoso. El coro es, junto al barítono, la voz del profeta, omnipresente.

Hay que decir que esa gran masa vocal formada por los miembros de nuestra Coral Universitat y los de la Coral de Cámara de Pamplona (preparadas por Joan Company y David Gálvez, respectivamente) rozaron la perfección. Su afinación, su dicción, su musicalidad, en definitiva, fue sobresaliente. Nada de gritos ni desmesuras, control absoluto del volumen y de la sonoridad en todo momento. Un diez.

José Antonio López, el otro gran protagonista cantó su rol de profeta de manera soberbia. Imposible hacerlo mejor. Ya sabíamos de su buen hacer, pues cantó hace unos meses los Five Mystical Songs de Ralph Vaughan Williams para barítono, coro y orquesta en el mismo escenario y con los mismos compañeros de viaje. Modos, maneras, ligeros toques de teatralidad, saber estar en definitiva, hicieron de su aportación un punto importante de esa versión del oratorio romántico.

Y todo sin despreciar las otras intervenciones solistas (incluida Marta Planella, la contralto de la coral en su intervención puntual en el trío de voces femeninas). Raquel Camarinha, Huiling Zhu y Oliver Johnston dejaron el listón bien alto en cada uno de sus momentos: recitativos, arias, dúos, tríos y cuartetos.

Finalmente, la orquesta. Pablo Mielgo demostró que conoce bien esa enorme partitura, así que supo sacar de sus instrumentistas todo su potencial sonoro. Sí, nuestra Orquestra estuvo brillante, matizada, atenta, bella, deliciosa, incluso.

Y para terminar indicar que si al final Elías se marcha con un carro de fuego que lo lleva al cielo, bueno sería que volviera. Y no para condenar de nuevo a los infieles y seguidores de Baal, sino para que podamos disfrutar con él de otra velada deliciosa.

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