¿Qué le ha llevado a escribir Historias de Los Bravos?

Las inquietudes que te dan las vivencias y las curiosidades que encuentras en ellas. Estaba en un momento de bajón y sentí la necesidad de escribir estas historias, que no son otra cosa que pensamientos, sueños, fantasías y realidades.

¿Siempre viajaba bajo y cuaderno en mano, en el que tomar notas?

Siempre tomaba notas y hacía dibujos, cositas que me han ayudado a escribir algunos capítulos de un libro que es un poco biográfico. Hablo de mis experiencias en la vida, desde que nací en El Ferrol, hasta el tema que más me ha marcado, Los Bravos, que llega hasta la última aparición discográfica con Mike Kennedy, en la que sale el Black is Black y el Negro es. También hablo de un tiempo en el que los músicos éramos bastante perseguidos por los grupos anti-drogas y cuento las historias que me pasaron en esas situaciones.

¿Por ejemplo?

Un día me sacaron de Barbarela a punta de pistola porque les dijeron que habían encontrado un papel de fumar dentro de mi coche. Por un paquete que me metieron en el coche estuve en la cárcel. También se aprenden cosas ahí dentro.

¿Qué aprendió usted?

A conocerme más a mí mismo. También vi claro que mucha gente que está en la cárcel no tendría que estar dentro y que muchos que no están, sí tendrían que estar.

¿Cuánto tiempo estuvo en prisión?

Me condenaron a tres años y cumplí unos ocho meses. Estuve en la antigua cárcel de Palma, que parecía que estaba hecha para nosotros. Yo tuve suerte porque era conocido, por el grupo, y además los funcionarios sabían perfectamente que lo mío era una trampa que me habían tendido para crear alarma social. Finalmente no me pudieron multar porque lo que me metieron en el coche no tenía calidad alguna. En cualquier caso, supongo que como ahora, hicieron más caso a la policía que a lo que uno podía decir.

¡Ay los rockeros!, siempre perseguidos y mal vistos.

Pues sí, aunque hoy han cambiado algo las cosas. Recuerdo un concierto en Cádiz en el que la polícia empezó a dar golpes a la gente que bailaba. Mike Kennedy pidió que pararan de pegar y se lo llevaron al calabozo, con Pablo Sanllehí. Luego vino el alcalde a decirnos que sentía lo ocurrido.

¿Qué ha significado para usted formar parte de un grupo tan grande como Los Bravos?

Menos dinero, Los Bravos me lo ha dado todo. En aquel momento éramos jóvenes y vivíamos. Gracias al grupo pude conocer a los Beatles y los Stones, alternar con Jimmi Hendrix... Una experiencia muy agradable.

¿Cómo logra un rockero llegar a los 75 años de edad sin morir en el intento?

Nosotros no envejecemos, nos volvemos mayores. Los que hemos llegado hasta esta edad lo llevamos bien, algo que no pueden decir los muchos que se han quedado por el camino.

¿Cómo eran los Beatles y los Stones cuando se bajaban de un escenario?

Con los Beatles nos reuníamos en una discoteca de Londres y hablaba mucho con Paul McCartney. También me relacionaba con Bill Wyman, el bajista de los Stones, que vino al estreno y presentación de la película Dame un poco de amor. Tanto los Beatles como los Stones eran gente normal, como nosotros. Los Beatles eran muy sencillos y los Rolling, un poco más agresivos, como su música.

¿Los Stones eran tan agresivos como Mike Kennedy?

Por todos es conocido el carácter de Mike, todo un personaje. Quizás no supo adaptarse a los tiempos y siempre se creyó estar muy arriba, y a veces armaba alguna gorda. Eso no quita que fuera uno de los iconos del rock en España.

Además de la policía, ¿los fans también les paraban por la calle?

En 1966, cuando salió el Black is Black, había que protegerse de no acudir a muchos sitios públicos, porque los fans ahí sí te atacaban. Había días que no sabía dónde me encontraba, si amanecía en Londres, Nueva York o Alemania. ¿Dónde estoy?, me preguntaba siempre que me levantaba.

Es cierta la leyenda de que el nombre de Los Bravos salió de la boca de un espectador, al gritar: ¡bravo!

No, y así lo cuento en el libro. El nombre de Los Bravos ya estaba predeterminado. Fue Manolo Díaz quien hizo que una fan gritara este nombre durante un concierto. El nombre fue un acierto, en mi opinión, por ser muy internacional.

¿Por qué eligió el bajo?

Empecé tocando la guitarra en el servivio militar, en Cabrera, sobre las rocas. En Saint-Tropez coincidí con el Sinatra mallorquín, Toni Obrador, y me gané la vida un tiempo pasando el sombrero. También tuve un dúo con Leo, el que sería bajista de Beta Quartet, con quien hacíamos versiones del Dúo Dinámico, y cuando Leo se fue a Beta me pidieron si podía tocar el bajo.

Natural de El Ferrol, ¿a qué edad se vino a Mallorca?

A los ocho meses de nacer. Mi padre era marino y lo destinaron allí. Tengo la doble nacionalidad: gallega y mallorquina. Cuando volvieron a Mallorca mis padres se afincaron en Sóller.

De mi infancia recuerdo canciones de Antonio Molina. El primer instrumento que cayó en mis manos fue una armónica. El primer instrumento que cayó en mis manos fue una armónica.

¿Qué puertas musicales abrieron Los Bravos?

Nosotros fuimos quienes introducimos la música anglosajona y extranjera en España. Creo que nos utilizaron para ese fin. En España apenas se vendían discos ingleses y Philip Solomon, el dueño de Radio Caroline y las radios piratas, buscó un grupo español que pudiera tener un éxito y arrastrar la música inglesa a los países latinos. Lo lograron con Los Bravos.

¿Cuál era la principal arma musical del grupo?

Las canciones apoyadas por la voz de Mike. Fuimos un grupo muy carismático, hasta la muerte de Manolo Fernández (en 1969). Los Bravos estaban compuestos por un sevillano, un madrileño, un catalán y un mallorquín-gallego. Cubríamos todo el ámbito nacional y eso influyó mucho en nuestro éxito.

¿Siempre reinó la amistad?

Bueno... Nos llevábamos bastante bien salvo la última época, con Mike, que ha sido un poco complicado.

¿Siguen en contacto?

Manolo Fernández y Toni Martínez perecieron (este último en 1990, en accidente de moto). Sigo en contacto con Pablo, que también vive en Mallorca y con Mike... él me llama cada dos por tres. Actualmente vive en Vitoria.

¿Mike sigue vinculado a la música?

No. Leí que se había retirado y que ya no cantaba más.

¿Qué tiene Black is Black para que se haya convertido en un clásico del rock mundial?

La sencillez: tres acordes, una melodía muy pegadiza y el riff del bajo del principio.

¿Se emociona aun cuando la escucha?

La verdad es que ya no. Son tantas veces... Lo que sí me gusta es ver que después tantísimos años sigues estando en las discotecas, como si la canción hubiera salido ayer.

¿Es cierta la leyenda que dice que Black is Black y el resto de temas grabados en Londres no fueron tocados por ustedes?

En Londres no se podía grabar porque estaba prohibido por los sindicatos de aquella época. Lo hacían músicos de sesión. Pero nosotros nos saltamos la prohibición con una canción, La moto, al aprovechar que los músicos de sesión habían salido a tomar el te.

Se dice que entre esos músicos de estudio estaba Jimmy Page, el fundador de Led Zeppelin.

Se ha dicho durante mucho tiempo, pero es un bulo. Jimmy Page no estuvo en aquellas grabaciones. Es cierto que él era uno de los músicos de estudio pero no coincidió con Los Bravos.

¿Los jóvenes de hoy saben quiénes fueron Los Bravos?

Sí, gracias a sus padres y abuelos, que aun ponen nuestras canciones. No todos los jóvenes nos conocen. Los que tienen 14 y 15 años están con el reguetón y otras historias. Supongo que algún día volverán las melodías y las canciones que decían algo.

¿A usted el reguetón le dice algo?

Si no me tomo un par de cubatas y me pongo a saltar, no. No lo desprecio pero se sale de mi gusto musical.

Le cito a algunos grupos que han adaptado canciones de Los Bravos: Judast Priest, Ilegales, Platero y Tú, y Zeromotriz. ¿Conoce esas versiones?

Sí, y me gustan. Los del rock duro nos adoran. Son buenas versiones y modernizan un poco más los temas.

¿Sigue ejerciendo de músico?

Estoy en un coro de mayores de Santanyí. Necesito la música. De vez en cuando hago una escapadita con Toni Obrador para tocar en algún lado.

¿Cuándo fue la última vez que Los Bravos pisaron un escenario?

En 2017, en Madrid. Disfruté el concierto, aunque cada vez siento que el bajo pesa más.

¿Volverán a tocar?

No sé si nos dará tiempo. Lo que no descarto es montar un grupo con músicos jóvenes, aunque es un proyecto que está en el aire. Ahora mismo solo pienso en estar lo más tranquilo posible.

¿Hay algo de cierto en eso que dicen de que el rock es como un veneno y cuando se prueba no puede dejarse?

Dilo claro: el rock es como una droga, te engancha. El veneno te mata.

¿La droga no mata?

No (ríe).