Diario de Mallorca

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Crítica de Música

(EN) EL ÚLTIMO QUE (SE) APAGUE LA LUZ

Orquestra Simfònica

de Balears

Auditòrium de Palma

Pablo Mielgo, director

Novena Sinfonía de Gustav Mahler

21/02/19

Se tiene que ser muy atrevido y estar muy seguro de sí mismo para acabar una Sinfonía con un Adagio. Y si además ese movimiento llega después de una hora de música, todavía más. Mahler debía tener esas cualidades, el atrevimiento y la autoestima, ya que en su Novena, después de tres movimientos largos y llenos de contradicciones, compuso ese melancólico Adagio que cierra silenciosamente, pianísimo, esa obra monumental.

Pablo Mielgo tienen en su haber el hecho de haber programado mucho Mahler. Y se lo agradecemos, faltaría más. En el recuerdo una Segunda y una Tercera muy interesantes. Ambas, de principio a fin, muy atractivas. En cambio de la interpretación de esa Novena, no podemos decir exactamente lo mismo. Algo debió pasar para que la magia, la chispa, no se disparara del todo. A la orquesta le costó un tiempo entrar en el mundo mahleriano, casi todo el primer tiempo. La cosa mejoró en el segundo y en el tercero, aunque en el Adagio la interpretación fue un tanto irregular, muy bien al principio, menos en la parte central y vuelta a la excelencia al final, con ese efectista apagón de luces que dejó sala y escenario a oscuras durante unos segundos, coincidiendo con los últimos compases de la obra, muy piano, casi imperceptibles.

Nuestra formación musical de referencia demostró, otra vez más, que dispone de unos músicos de gran calidad. Reforzadas para la ocasión, todas las secciones tuvieron posibilidades de demostrar su estilo y buen hacer, ya que son muchos los momentos en los que tienen frases solistas. Las maderas, los metales, la percusión y, naturalmente, las cuerdas y las arpas sonaron técnicamente bien, muy bien como de costumbre, aunque en algunos momentos les faltara el estilo Mahler.

Así pues podemos hablar de una sesión que si bien satisfizo a los melómanos, dejó un cierto sabor agridulce a los más amantes de la obra del compositor bohemio. De todas maneras y ya como una petición imposible, le diríamos al maestro que esperamos su Octava. Por pedir que no quede. ¿En qué creer si no es en los milagros?

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