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Crítica de cine

Juego de cunas

Esta película cierra un trío de regios dramas históricos casi simultáneos en la cartelera. Tras La favorita y Maria, reina de Escocia, Cambio de reinas se traslada a Francia y España en los inicios del siglo XVIII, cuando las monarquías de ambos países tantearon una paz duradera con un cruce de promesas matrimoniales. La infanta Mariana Victoria de Borbón (4 años) emparejó con Luis XV de Francia (11); el infante Luis, hijo de Felipe V de España (15), con Luisa de Orleans (12), hija del regente francés. A las dos mujeres, por supuesto, les tocó mudar de país. O sea, dos niños y dos adolescentes imberbes al frente de dos imperios del momento.

Con ese prometedor argumento, reforzado por los hechos reales, la película se queda en eso, una promesa. En ningún momento cuestiona la ética de ennoviar a la fuerza a niños por el bien de la paz mundial, no desarrolla apenas el tema de utilizarlos como saltimbanquis en el teatro del poder; y ni por asomo se critica la desigualdad, el sometimiento del pueblo llano para financiar los lujos y caprichosas guerras de esos reyes. El filme narra el trajín de ambas cortes con una contención tan extrema que cae en la monotonía y la premiosidad. Por evitar el melodrama los personajes se muestran planos, sin mostrar apenas su virtudes y aristas. Los cuatro jóvenes evidencian demasiado su inmadurez; los adultos apenas se pelean por el poder, aparecen como intrigantes zoquetes, gélidos funcionarios o dubitativos patriarcas. Con tal ausencia de luchas parece que ambos países gobiernan con el piloto automático, cosa improbable. Resultado, un bello, y plano, drama histórico más.

Cambio de Reinas

**½

Nacionalidad: Francia, 100 min.

Director: Marc Dugain

Actores: Lambert Wilson, Olivier Gourmet, Juliane Lepoureau, Anamaria Vartolomei

Cines: Augusta, CineCiutat

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