En estos tiempos peligrosos, en el que se levantan voces contra el feminismo, el activismo LGTB, los inmigrantes, el pensamiento crítico o la concordia, bienvenida sea la propuesta de Cabot, un grupo que representa la diversidad cultural, defiende valores como la tolerancia y el respeto, y se muestra disconforme con el poder, adopte el rostro que adopte. Polítics inventats, La caverna, Despreocupats, Josué, Mala gent o Llengües, tema que da título a su primer y aclamado disco, con más de 9.000 oyentes en Spotify, son algunas de sus canciones, con las que han conquistado a un público que aplaude su música fresca, divertida y agradable, convirtiéndose en uno de los últimos fenómenos de la escena del pop expresado en catalán.

Cabot debe su nombre a dos hermanos, Josep (voz y guitarras acústicas) y Miquel (bajo y teclados), el 50 por ciento de una banda que completan Pablo Alegría (voz, guitarra eléctrica y teclados) y Joan Planas (batería y percusiones). Antes de Cabot se hacían llamar Croquets, y lo suyo eran las versiones, de Oasis, Pereza o Loquillo, que interpretaban principalmente en fiestas de cumpleaños. Hasta que uno de ellos, Pablo, se fue de Erasmus y tuvieron que abrir un paréntesis. A su vuelta, y aprovechando que el compositor Josep Cabot atesoraba media docena de temas, se rejuntaron para retomar el oficio. Valió la pena porque bien merecen una pausada escucha.

Hablar de Cabot es hablar de Josep Cabot, compositor de la práctica totalidad de las canciones del grupo. Josep se inició en los estudios de piano con siete años y a los nueve ingresó en el Conservatori para entregarse al clarinete. Hoy imparte clases de este instrumento en la Escola de Música del Colegio Santa Mònica de Palma. También las da de lenguaje musical y guitarra. Su deseo por la guitarra se lo inculcó su tío Miquel, tristemente fallecido, a quien Cabot rinde homenaje en su disco de estreno, junto a otro familiar también desaparecido recientemente, su primo, el bajista santjordier Víctor Mascaró. "Mi tío se había apuntado a clases de guitarra y también comprado una, cuando tuvo un fatal accidente. A su memoria está dedicada Vine amb mi", en la que canta: " Bona inversió tants d'anys vaig fer tot el dia tocant aquell puta clarinet, i quan vaig fer divuit, tothom dins el gimnàs la guitarra vaig agafar amb les ganes del meu 'tío' Miquel vaig fer tot un estiu rock català..."

En la familia Cabot, la de Josep y Miquel, la música siempre ha sido una herramienta para el conocimiento. Su padre, Bernat, es uno de los fundadores y actual director de la agrupación Aires des Pla de Marratxí, que está de aniversario, el 40, mientras que su madre, Mari Carmen Rodríguez, ha ejercido de balladora y cantante. "Mis padres se conocieron en Sant Jordi, bailando, y puede decirse que la música de Cabot también incita al baile", reconoce en referencia a una propuesta, la de su grupo, que conjuga músicas diversas: pop rock, ska, balada en clave de soul y folk, mucho folk.

Toni Pastor ha ejercido de faro en la travesía musical de Cabot. El brillante laudista y arreglista, que coincide con Josep en el profesorado del Colegio Santa Mònica, firma la producción de Llengües. "Por la admiración que le tengo y la confianza plena que me da, le dejé hacer, así que cambió acordes, estrofas e hizo y deshizo a su antojo", confiesa el cantante del grupo. Cabot y Pastor actuarán juntos, el próximo día 23-F, en el auditorio de Santa Mònica, ante cerca de 400 personas, en un concierto que coincidirá con el 51 aniversario del exintegrante de la Quartet de Baño Band. Cabot, de vuelta con los cumpleaños.

Manel, Anegats y Antònia Font son tres espejos en los que los integrantes de Cabot -con edades que oscilan entre los 34 y los 24 años- se miran cuando ensayan su repertorio en un sótano de sa Cabaneta, en una casa propiedad de los padres de Joan, el batería. Allí, bajo las miradas de los Beatles, que cuelgan de un póster, se entregan a sus canciones, una o dos veces por semana, dependiendo de la disponibilidad que les dan sus trabajos (maestro, funcionario, filólogo y comercial). El local es frío en invierno y caluroso en verano, y siempre que pueden, intentan que esté limpio. También se ven imágenes de Princesas y Ossifar Revival, y un cómodo sofá, en el que descansan para sorber alguna que otra cerveza y cargar pilas.