Renovación y regeneración son dos palabras que pronuncia la doctora Mercè Gambús para referirse a la nueva era de la Catedral de Mallorca, el monumento más importante de Balears que recibe anualmente en torno a 800.000 visitantes. "Hemos creado un modelo de gestión integral y sostenible que no se aplica en otras catedrales", comenta. Lo lidera un equipo nuevo, estructurado en un novedo so organigrama. "Se han incorporado once personas entre técnicos y auxiliares", detalla. Los objetivos principales pasan por planificar y ordenar las actuaciones patrimoniales y culturales con criterios científico-técnicos y dejar que la transparencia impregne todos los procesos. La historiadora del arte aplaude la valentía del cabildo para acometer toda esta reforma, que deja atrás una "gestión eminentemente mercantilista". Gambús, que no cobra un sueldo de la Catedral y está en prestación de servicios científicos ("situación que me permite mantenter la independencia"), asegura que trabajar con el deán Teodor Suau es "un lujo".

-¿Cuáles son los principales cambios que se han aplicado en la gestión de la Catedral?

-Como coordinadora científico-técnica de la Seu, todos los cambios vienen a partir del nombramiento que se hace a partir de finales del mes de mayo, pese a haber un recorrido previo a los mismos. Básicamente, empezó a articularse el nuevo equipo y el nuevo organigrama. En primer lugar, se hizo un diagnóstico de toda la problemática que se había producido fundamentalmente en las dos últimas décadas. A partir de aquí, se han determinado las necesidades y un nuevo organigrama funcional basado en un programa de usos de la Catedral. Es decir, se reconoce que la Catedral es, por una parte, liturgia y culto y, por otra, cultura y patrimonio. Reconocer esto te permite establecer una estructura con unos objetivos determinados para su gestión. En el caso del departamento que yo coordino, la novedad es que se han creado tres áreas: la del archivo capitular, la de conservación del patrimonio y la de gestión cultural. Tenemos once personas que se han incorporado a la Seu. Son técnicos y auxiliares. La idea es dotar la Catedral de recursos humanos, de criterios científico-técnicos para intervenir y todo esto en una estructura coordinada con la logística de la Catedral y su sistema económico-financiero y administrativo, además de por supuesto con sacristía, que es la que modula la gestión de usos religiosos y de culto de la Catedral.

-En lugar de externalizar, como se está haciendo con muchos procesos de la gestión cultural, incluso desde la Administración pública, la Seu internaliza los servicios. ¿Por qué?

-Sí. Nosotros no hemos entregado la Catedral a empresas externas. El diagnóstico de la Catedral de etapas anteriores concluía que esa externalización había provocado un desarrollismo desordenado e incontrolado que hacía necesario recuperar el control de la propia Catedral. Ésta es la clave de la cuestión. La Catedral quiere tener criterios. Esto no quiere decir que no tenga que externalizarse un servicio concreto en un momento dado, pero siempre a partir de sus criterios para no quedar en manos de otros. Y no ser un objeto mercantil y con un modelo negocio que es lo que se había producido hasta este momento en la Catedral. En este punto, es importante que se subraye que el destinatario de ese modelo negocio no era el cabildo y que quien lo controlaba no era el cabildo. El cabildo no hacía negocio. Ahora no sólo los técnicos han de tener un criterio propio, unas pautas de trabajo y una estructura mínimamente organizada, sino que nuestra misión fundamental es ofrecer la información al cabildo para que finalmente como institución histórica sean ellos los que tomen las decisiones.

-¿La Catedral era un caos?

-La definición no es exacta. Era un desorden. La Catedral había crecido vinculada a un modelo turístico y estaba gestionada de una manera absolutamente desordenada y con un crecimiento muy desequilibrado que beneficiaba a unos en detrimento de la institución. La Catedral se ha regenerado en un comportamiento, desde mi punto de vista, modélico. Para mí, muchas administraciones públicas podrían tomar ejemplo porque hemos sido capaces desde la Catedral de reconocer hasta la exasperación los problemas. Los hemos diagnosticado y los hemos intentado arreglar. Y se intenta una regeneración interna sobre todo de la parte técnica. De la parte que afecta a la gestión de la cultura y el patrimonio.

-Desde el punto de vista cultural, ¿en qué líneas se va a trabajar?

-El Pla de Cultura Pla de Culturade la Catedral está configurado en tres ejes. Por una parte, en el caso del archivo capitular, nos situamos en la idea de que éste no sólo es un lugar de atención al público sino sobre todo es patrimonio documental. Tiene un valor patrimonial. El documento pueden ser también objetos, dibujos, mapas, fondos que se han ido incorporando y que están sin inventariar. Se puede decir que, desde casi principios del XX, no ha habido ni un inventario ni una catalogación planificadas ni sistemáticas. Por lo tanto, los tesoros que hay en el archivo son absolutamente desconocidos. Los estamos descubriendo. Estamos limpiando, vaciando espacios, intentando saber qué hay en el interior de las cajas, porque estamos viendo un fondo de pergaminos brutal. Estamos en la fase de identificación, colocación, limpieza y ahora tendrá que venir la de inventario, catalogación y disposición al público. Y no es sólo un archivo de papel, sino también de sonido e imagen. Después tenemos la biblioteca capitular, que no estaba identificada. Estaba dispersa, almacenada y ahora estamos en proceso de identificarla, darle un cuerpo e intentar ponerla a disposición del público y darla a conocer.

-O sea, aún pueden llevarse verdaderas sorpresas.

-No, ya nos las hemos encontrado. Por ejemplo, dibujos de Peyronet o dibujos de la intervención de la fachada principal en el proceso de construcción. Son dibujos técnicos, realizados por la gente que estaba trabajando aquí en la fachada principal. Son dibujos de cómo se ve el perfil superior de la fachada desde la cabecera de la Catedral, cómo se veía el remate del frontispicio en el proceso de intervención.

-Luego está la parte de conservación del patrimonio.

-Así como el archivo había permanecido olvidado, la conservación del patrimonio había abandonado el Plan director de Catedrales del Ministerio [se está trabajando para recuperarlo] y había entrado en una especie de dinámica claramente mercantil que, sin planificar, iba haciendo restauraciones. ¿Qué es lo que hacemos aquí ahora? Apostamos directamente por la conservación preventiva. Quiere decir que se han de hacer revisiones de todas las capillas, de las bóvedas, de las terrazas y hemos creado un servicio de conservación preventiva que tiene tres personas que dependen técnicamente del área de conservación.

-Ponga algún ejemplo de ese mercantilismo del pasado.

-A ver, pueden ser cosas que no digo que no sean necesarias. Por ejemplo, en un momento dado, la finalización de la torre del campanario tuvo muchos problemas, que si las campanas se restauraban o no, las dificultades que se presentaron... A partir de aquí se decidió prescindir del Plan director de Catedrales que nos vinculaba por criterios con el Ministerio de Cultura y el Instituto del Patrimonio Cultural de España. Eso sucedió simplemente porque no había coordinación entre la propiedad, el Consell y el citado Instituto y todo entraba en una serie de obstáculos que iba alargando los plazos. Entonces, en un momento determinado, se optó por otra fórmula. ¿Qué pasaba? Pues que por ejemplo se decidía la restauración de la capilla del Sagrat Cor y la de los vitrales de la capilla de la Trinitat. También se decidía por ejemplo intervenir en las cubiertas para utilizar las terrazas como una oferta turística, y con todo esto se tenía que hacer un proyecto de ventilación para las naves y las capillas laterales. ¿Qué sucede? Que todo eran estudios, estudios y estudios. No se llegaba a realizar nada. No se acababa de concretar nada excepto algún proyecto puntual como la restauración de los vitrales de la capilla de la Trinitat, que llevaban años ocultos. Mientras, ¿qué es lo que hay? Los portales del Mirador y de la Almudaina están en un estado de deterioro importante. Es una degradación paulatina porque no se conservan. Nuestra idea es tener primero de todo una radiografía de la Catedral. Esto es hacer conservación preventiva. Antes hacían tantos estudios previos que entraban empresas que se dedicaban a hacer planimetrías digitales, utilizaban drones, 3D, alta tecnología... Y se concretaba poco.

-¿En qué se centrará la tercera área, la de gestión cultural?

-Se ocupará por ejemplo de los programas didácticos, que son un éxito y funcionan muy bien, además de hacer programaciones culturales orientadas a la diversificación del público que acude a la Seu. Luego está lógicamente la gestión de museos. La del Diocesano. Tenemos la gestión adjudicada por diez años. Ahora estamos prácticamente en el ecuador de este contrato. Hasta ahora se han hecho en ese museo dos grandes intervenciones pensadas como una exposición temporal que se han convertido en definitivas. En enero, después de fiestas, cerraremos el Diocesano y haremos una nueva museología basada fundamentalmente en la tradición del patrimonio de la diócesis de Mallorca.

-¿Se cambiará el discurso del museo?

-Lo que hay allí es un puzzle de tres registros diferentes: una visión histórico-artística del patrimonio diocesano a partir de una selección de piezas; una exposición teóricamente temporal dedicada a la relación entre el obispo Campins y Gaudí, y otra que viene del Any Ramon Llull. Son tres esquemas que están sin ningún tipo de relación entre ellos. Lo que queremos es sacar las temporales, cerrar el museo y recrear una nueva museología que estará basada sobre todo en un relato iconográfico. Es decir, nos centraremos en la iconografía de la cultura cristiana, de la diócesis, a través de los grandes temas. Y lo que queremos es no sólo fomentar la colección del museo, sino interactuar con parroquias y con conventos de la isla. Porque, sobre todo, lo que nosotros vemos es que el tejido de la iglesia en Mallorca en materia de patrimonio está totalmente desequilibrado y con unas auténticas situaciones de emergencia desde el punto de vista de la conservación patrimonial. Desde el Diocesano queremos crear y provocar también las relaciones, intentar salvar al máximo y poner en valor un patrimonio cultural religioso que, al fin y al cabo, es identidad del pueblo de Mallorca.

-El inventario de los bienes muebles de la Iglesia de Mallorca está a punto de acabarse [así lo confirmó la doctora Catalina Cantarellas a este diario]. ¿La Catedral tiene el suyo?

-Sí, está hecho, pero no actualizado. Precisamente, hemos puesto un documentalista, hemos creado esta figura para actualizar todos los inventarios de los bienes muebles tanto de la Catedral, como del Museo Diocesano y del Museo Capitular. Éste fue el primer problema con que nos encontramos. Que no podemos controlar lo que tenemos. Detrás de los retablos hay sacristías y en los cajones hay cosas. Hay otros espacios como el superior del órgano y muchos más. A veces, simplemente es limpiar y poner orden. Cribar lo útil de lo que no lo es.

-¿En qué medida se va a introducir la transparencia?

-En todos los temas de la Seu. Con datos, cifras y los procesos de contratación de los profesionales, de la conservación, de la restauración, de la gestión cultural€ Vamos a hacer convocatorias públicas, que la gente se pueda presentar e intentaremos vincularnos a las instituciones competentes en materia de museos, colegios profesionales o en tema de conservación en papel, con bibliotecas y documentación. Que tengamos los asesoramientos correspondientes. Tendremos unas comisiones estructuradas que se pondrán en funcionamiento en enero. Estarán formadas por técnicos de la casa, pero también por asesores externos. La idea es que las comisiones sirvan para planificar y asesorar. Y una vez hecho esto, se marcaría el cronograma de actuaciones.

-¿Cuáles son las próximas restauraciones a acometer en la Seu?

-La de la capilla del Sagrat Cor. Hemos puesto ahora en marcha todo el estudio de mediciones para poder hacer la contratación. Vamos a sacar a concurso la contratación de obras. En este proyecto hemos partido de los estudios previos que se habían hecho para sacar a concurso las obras. Pero para el resto, en principio, nuestra idea es que los proyectos de restauración en su completitud tanto de obras muebles como inmuebles salgan a concurso.

-¿Los vitrales del Sagrat Cor salieron a concurso?

-Hubo un concurso internacional, pero en el que era la Seu la que invitaba a una serie de artistas. No fue abierto, fue restringido. Se solicitó a gente que más o menos trabajaba con los vitrales. Y ganó Ricard Chiang.

-¿Al final se colocarán?

-No lo sé. El cabildo de la Catedral ha decidido que se inicie el procedimiento para empezar las obras. Tenemos una fase aprobada por el Consell. Y ésta es la que se iniciará. Luego los vitrales con el sistema de iluminación han de pasar por el Consell. No es tanto un tema de diseño como de luz y de color. Ése es el problema principal. Ése es el tema. Esta Catedral funciona muy bien porque tiene mucha luz y tiene una utilización de colores que los hace a veces fríos, de manera que contienen mucho la luz ambiental interior.

-¿Cuáles son las prioridades de restauración después de la capilla del Sagrat Cor?

-Estamos haciendo el diagnóstico ahora. De entrada, tenemos la capilla del Sagrat Cor, que es un mandato capitular que viene de una fase anterior. Y a partir de aquí lo que hay son las ventilaciones de las naves laterales y capillas laterales. Éstas afectan a la conservación estructural de las bóvedas e inmediatamente después el tema que nosotros estamos estudiando es el de los dos portales: el del Mirador y el Mayor de la Catedral. Y luego están los ángeles músicos del presbiterio, que éstos se están restaurando y que también vienen de un compromiso anterior. Seguramente, ya por enero, volverán aquí y quedarán instalados.

-¿Cómo van a intervenir en el Museo de la Catedral?

-Lo que se hará aquí es, a través de un sistema de audioguías, generar recorridos diferentes dentro de la Catedral, de manera que la gente pueda ser bastante autónoma a la hora de escoger sus visitas y recorridos. Así las cosas, el Museo Capitular se convertirá en un instrumento de la interpretación del patrimonio de toda la Catedral sin dejar de lado las grandes piezas del culto. Porque lo que se quiere explicar en la Seu es: qué es una catedral a través del ejemplo de la Catedral de Mallorca.

-¿Cuántos visitantes reciben al año? ¿Han notado el impacto de los cruceros?

-Sabemos que hay una diversificación de visitantes enorme. Sabemos que recibimos unos 800.000 al año. Hemos de sectorializar porque son de muchos tipos. Lo que ahora tenemos será interesante porque la empresa que nos hace la audioguía utiliza el sistema de la big data. Y la big data nos permitirá, en tiempo real, saber los usos del visitante en la visita y las ratios a nivel de consumo de tiempo y espacio€ Esto te ayuda a mejorar extraordinariamente lo que quieres comunicar. La Catedral tiene un gran espacio central, pero los espacios posiblemente más interesantes no son accesibles, como el caso de la capilla de la Trinitat, la capilla Real€ Y también hay muchos espacios desconocidos, como son por ejemplo la cámara armónica que hay debajo de la capilla Real, el espacio del órgano o las criptas. Esto para un público muy concreto y con unas secuencias muy controladas suponen visitas muy interesantes que van más allá de un público general que tiene un consumo de tiempo más limitado, como el de los cruceros. En cuanto al impacto de éstos, se notan en determinados días. Sobre todo en verano. Cuando desembarcan hemos de abrir el portal del Mirador. Entonces, la entrada se hace tanto por el portal de la Almoina como por el del Mirador. Esto oxigena el espacio y no provoca tanta concentración urbanística en el entorno de la Catedral.

-Hace dos semanas, la tesis de Miquel Ballester adelantó la cronología de la Catedral. A nivel patrimonial, ¿qué falta por estudiar?

-Misterios hay por ejemplo en el tema de la mezquita. Hay que profundizar más en ella, en ese lugar que fue el primer espacio litúrgico cristianizado. Se recomiendan algunas calas arqueológicas. Se ha de hacer mucha documentación también y trabajo de lectura arqueológica de materiales, que es lo que hizo Miquel Ballester en su tesis. Sabe leer los muros y las técnicas constructivas. A mí lo que más me interesa saber de la Catedral ahora es conocer qué pasó en ella en el siglo XX. Sobre todo, desde la etapa del Franquismo, el Concilio Vaticano II y los años de Transición, que es el espacio que nos piden cuando hacemos memorias para los informes de restauración y conservación. El funcionamiento del siglo XX desde la República y la Guerra Civil es la etapa más desconocida desde el punto de vista patrimonial. ¿Los motivos? Porque no había una concepción del patrimonio como la que había creado la República. La República sí creó una conciencia y una sensibilidad, y creó una estructura muy centralizada y sectorializada a la vez de la conservación del patrimonio. ¿Qué pasó? Pues que de golpe llegaron los años 60-70, el turismo, los museos€ El elemento turístico empezó a crear los antecedentes del modelo negocio.

-¿Por qué es tan importante vincular la investigación al patrimonio eclesiástico?

-Todas las instituciones educativas deberían vincularse con el patrimonio para favorecer el conocimiento aplicado, la transparencia del conocimiento. Particularmente, yo vengo de la universidad. Y no puedo entender este modelo vacío de negocio: que cogen una iglesia, ponen un chiringo con cuatro carteles, tres trípticos y le venden el edificio al turista sin prácticamente información. Y, sobre todo, ni investigan, ni conservan, ni hacen identificación de ese patrimonio. Mallorca tiene un patrimonio material conservado increíble. Porque no ha tenido nunca destrucciones sistemáticas como en otros lugares. Por eso tiene un deber de responsabilidad superior.

-¿Le ha sorprendido que el cabildo haya aceptado esta gestión científico-técnica del patrimonio?

-Debo expresar un grado de satisfacción extraordinario con el papel que el cabildo ha representado en este sentido. Está regenerando el papel de la Catedral desde el punto de vista sobre todo técnico-administrativo en materia de cultura y de conservación del patrimonio. Y lo ha hecho con una seriedad y con una capacidad de autocrítica muy elevadas. ¿Qué administraciones son capaces de hacer esta radiografía interna y tomar decisiones que se sabe que en la Catedral han sido drásticas y contundentes? Esto debería ser una referencia y un modelo a seguir como mínimo para la preservación del patrimonio religioso en Mallorca. Me da miedo pensar que en pueblos de Mallorca ahora también las iglesias y oratorios se convierten en pequeños museos. Pienso que debería haber una cierta planificación diocesana de todo esto también. Se ha de implicar la diócesis. Se han de tomar decisiones y proporcionar criterios.

-¿Cuáles serán las próximas efemérides en la Catedral?

-El 2029 será el referente para la conquista de Mallorca y, obviamente, para la Catedral, según nuestra nueva manera de leer la Seu a raíz de la tesis de Miquel Ballester. Seguramente será una experiencia que nos permita ponernos un horizonte cronológico para hacer una planificación sostenida de intervenciones, pero basadas más en la conservación, en la divulgación, en la generación de conocimiento y en la sinergias con la sociedad. Hemos de pensar que la Catedral es un edificio religioso, pero es la identidad del pueblo de Mallorca más allá de confesiones y espiritualidad. Es un edificio absolutamente inclusivo. No todas las catedrales lo son, pero la nuestra sí. Es el emblema de Mallorca. Es el referente de la ciudad. Es como la cúpula de Santa Maria del Fiore en Florencia. Vas viendo la cúpula desde todos los puntos. Aquí ves la Seu. Y marca prácticamente el centro del urbanismo en abanico de toda la ciudad de Palma.

-¿Cómo se plantean la entrada de arte contemporáneo en la Seu con toda la renovación?

-Se reciben muchas propuestas. La Catedral es obviamente una pantalla de proyección artística. El arte contemporáneo legítimamente quiere dejar también su testigo en este edificio que es una estratigrafía cultural de todos los tiempos. El tema está en que actualmente estamos en una actitud mucho más de conservación y reorganización. Y el tema de estas intervenciones contemporáneas se ha de planificar de manera adecuada. Sobre todo para no herir sensibilidades y para dar oportunidades a todo el mundo. Pero hemos de pensar que tenemos los museos y no sólo la Catedral. Yo soy partidaria de reservar más ésta para la restauración. Y que, en cambio, la divulgación contemporánea y la vinculación con el patrimonio mueble se haga más a través del sistema de museos.

-Usted defendió el proyecto de vitrales de Ruggeri y fue criticada por ello. Pasado el tiempo, ¿cree que se equivocó presentándolo?

-El error es necesario y me gusta equivocarme y advertirlo. El proyecto no era idóneo, pero el debate sí era necesario para confirmarlo. Ruggeri era una deuda en la memoria reciente de la Catedral. Sin esta polémica, difícilmente se hubiera producido el proyecto de recuperar a Gaudí en la Catedral. Entre 2007 y 2014, se activó una manera de hacer científica entre documentación, restauración y divulgación.

-El otro proyecto polémico y que tuvo sus opositores fue el de Miquel Barceló. ¿Tendría fuerzas para acometer una propuesta similar en la Catedral? ¿Qué aprendió de aquel clima tan complicado?

-La intervención de Barceló es producto de un tiempo histórico marcado por los excesos. Es suficiente recordar las instituciones y representantes que pasaron por la Fundació Art a la Seu, las presiones mediáticas, los fuegos cruzados... Aquella fue una experiencia irrepetible que originó una de las muestras artísticas postconciliares más originales en el patrimonio religioso europeo. El día que Barceló se disuelva en la Catedral, el proyecto habrá funcionado.

-¿Por qué no pudo trabajar Miró en este templo?

-Porque nunca se solicitó formalmente. El cabildo no tuvo oportunidad ni de aceptarlo, ni de rechazarlo. El proyecto Miró nunca se formalizó.

-¿Qué relación debería tener la Catedral con otros espacios culturales?

-Es una deuda pendiente. No hemos creado sinergias culturales con otros equipamientos. La Catedral funciona sola, quizá demasiado aislada o soberbia, no lo sé. Pero realmente es una lección pendiente que hemos de acometer. Es un deber. El otro día hablé con la nueva directora del Museu de Mallorca y hemos quedado para tener una conversación para ver cómo podemos crear una relación institucional.

-¿Y con los investigadores?

-Se debería potenciar mucho más. La Universitat balear tiene prevista a partir de enero la creación de una cátedra destinada precisamente a colaborar con la Catedral en materia de todo tipo de estudios, no sólo de patrimonio, historia o historia del arte, sino de todo tipo de estudios aplicados a partir del tema de la Catedral. En realidad, la cátedra sería para potenciar áreas de conocimiento diferentes que hicieran investigación aplicada a la Seu.

-¿Han desaparecido piezas en la Catedral?

-No tenemos un control de la información de la época que te comenté antes. Nos consta la desaparición de muchas cosas de la etapa Gaudí. O muchas cosas vinculadas a cuando Gaudí interviene. Trabajó sobre diferentes elementos artísticos y los redefinió, entonces quedaron partes desafectadas, y éstas curiosamente después desaparecieron. Por ejemplo, el tema del artesonado del corredor dels ciris Han desaparecido fragmentos y algunos se han localizado en otros lugares. No podemos reconstruir toda aquella galería colgante. Por otra parte, también de Gaudí, ¿dónde están las maquetas de yeso que estaban relacionadas con las sepulturas de los reyes de Mallorca o relacionadas con lo que tenía que ser el retablo para la capilla de la Trinitat? Están fotografiadas e identificadas, y pese a ello han desaparecido muchas cosas de éstas. Por eso, los inventarios son fundamentales. Esto ya no pasa. Ahora la Catedral ya controla mucho estas cuestiones.

-Ante los hechos acontecidos en los últimos tiempos en los equipamientos culturales y museos de la isla, el área de Historia del Arte del departamento de Ciencias Históricas de la UIB, al que usted pertenece, no se ha pronunciado. ¿Por qué no se moja la universidad?

-La universidad es un ecosistema peculiar, donde conviven sensibilidades diversas y es difícil coincidir en la actitud crítica del colectivo que puede representar un departamento o área. Es más fácil el pensamiento individual activo que la respuesta grupal. Lamentablemente la universidad en demasiadas ocasiones es una burbuja ensimismada.

-¿Cómo sobreviven los canónigos más avanzados a su tiempo cuando la Iglesia tiende a ser conservadora?

-Percibo que a menudo sobreviven desde la soledad, la resistencia y la convicción.

-¿Cómo se trabaja con Teodor Suau?

-Simplemente es un lujo. Es un director de orquesta que sabe coordinar y afinar instrumentos, a veces sin que se note. No sé si es florentino o de Felanitx.

-¿Acabarán siendo los conventos y casales de Palma hoteles boutique

-El patrimonio de Mallorca como estrategia socio-económica y cultural constituye un potencial que la clase política parece ignorar. Degradación patrimonial y mercantilismo sistémico parecen comportamientos automáticos que nos conducen a la invisibilidad como cultura e identidad.

-¿Qué opina del nuevo proyecto de iluminación exterior para la Catedral?

-Incomprensiblemente, la descoordinación institucional y administrativa ha sido tan exasperante que, a día de hoy, la Catedral desconoce el proyecto aprobado, en el que figura como promotor en el expediente administrativo. Estudiaremos la situación jurídica antes de tomar una decisión a efectos de la validez del acto administrativo.