El reino
Nacionalidad: España, 131 min.
Director: Rodrigo Sorogoyen
Actores: Antonio de la Torre, Mónica López, Josep Maria Pou, Bárbara Lennie
Cines: Augusta, Ocimax, Artesiete Fan, Cinesa Festival Park
Aunque los nombres propios y hechos sean ficticios, ambientados en una capital de provincias indefinida, sin mencionar una sola sigla de un partido político o un medio de comunicación, son de sobra conocidos. Rodrigo Sorogoyen y la guionista Isabel Peña han refrito Gurtel, la caja B de Barcenas, Comunidad Valenciana, andaluza, gallega y algún retazo (el predicamento por los langostinos) de la nuestra. El protagonista, Manuel López-Vidal (de la Torre) es un subsecretario regional entregado a los ciudadanos, su partido y el enriquecimiento personal por orden inverso. Un emprendedor, en palabras propias. Astuto, ambicioso, infatigable, impresentable.
La película, como la reciente El hombre de las mil caras, es notable como docudrama. Diálogos afiladísimos, ritmo, ambientación, actuaciones (de la Torre saliéndose una vez más) y apoyos de música electrónica impecables. Recuerda también a las italianas Suburra o Gomorra, sin muertos. Una sola duda, el mismo gran reparo que me produjo la película de Rodríguez. ¿Adónde pretende llegar Sorogoyen contándonos hechos que conocemos al dedillo? Lo reserva para la última escena, con una calcomanía de Ana Pastor (Lennie) cloqueando un sermoncete de cura rural. No baja el director, ni se acerca, al fondo del pozo. Los científicos están dejando de utilizar el término cambio climático; ahora lo llaman clima a secas. En política la corrupción ha dejado (salvo en un puñado de aldeas vikingas) de ser un cáncer. El expolio de las arcas públicas por parte de un enjambre de ´emprendedores´ es algo orgánico, consentido por millones de electores. Idiocracia suprema con collares de variados colores. Sumario, amena disección de corruptelas con bisturí de hoja demasiado corta.
