Hace cuatro años que el pueblo de Errjadh en Túnez se convierte en el foco internacional del arte urbano. El Djerbahood estaba en manos de una galería de París hasta este año que declinó seguir y acabó siendo impulsado por los vecinos. Cambió de nombre y de talante. El Djerbadream, que así se llamó el certamen internacional celebrado este pasado mes de julio, ha sido una pesadilla para la artista mallorquina Gracia de Juan. Su obra mural con mujeres desnudas fue censurada por los propios vecinos.

"Si tú pintas esto, yo esta noche voy a la cárcel y mañana se para el festival", le indicó el director del certamen que contó con 50 artists de otros países, la mayoría de Oriente Medio. La artista decidió, "ante la sugerencia" de sus compañeros de que "cambie" mi arte, borrarlo.

Gracia de Juan había presentado un portfolio en el que evidenciaba que en su obra es habitual los símbolos que usa, enrte ellos mujeres desnudas. Aún así fue seleccionada. La artista mallorquina aceptó la invitación de los organizadores del Djerbadream a pesar de contar con menos medios, ya que según explica ella, no había posibilidad de entrar en el país pintura de grafiti Montana ni "ninguna otra marca de sprays decente".

La pintura censurada era la de una mujer desnuda a gatas y en el otro paño de la pared, dibujó un lobo erguido sobre sus patas traseras. Tras la censura, De Juan habló con la organización y acordaron que realizaría otro mural con mujeres desnudas pero "en posturas menos eróticas, según ellos", relata la artista.

Al iniciar el segundo mural, siempre según el relato de Gracia de Juan, fueron las vecinas las que criticaron su trabajo y llamaron a la policía. Por segunda vez, la censura eliminó la intervención de la artista. Hubo revuelo mediático en el que ella no quiso participar. Se retiró hasta que colegas franceses le dejaron toda su pintura, ésta sí de buena calidad, y decidió pintar dos murales cedidos por el director del festival. Los vecinos se negaban a dejarle sus paredes.

Gracia de Juan ha dejado en Errjadh dos lobos amantes unidos por la cola que miran en direcciones opuestas, el uno aúlla y el otro, a la luna llena. Además incluye una columna corintia y un esqueleto humano.

Gracia de Juan no quiere hacer sangre. Para ella, lo sucedido "saca a relucir carencias y garantías mínimas que deben reunir festivales de este tipo". A su juicio, "en este lugar, el ser mujer y artista y que tu arte sea un reflejo de ti puede costarte la cárcel, incluso estando dentro del marco de un festival internacional". Concluye: "Que sucedan cosas de este tipo nos hace salir salir de nuestra burbuja y muestra el trabajo que queda por hacer y la importancia del mensaje que aportamos como mujeres artistas".