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Crítica Clásica

Sentido y sensibilidad

Ya lo hemos comentado en otras ocasiones, año tras año los conciertos que la Simfònica propone en el castillo de Bellver, son un éxito. El público acude de forma masiva a las propuestas, llenando el patio de armas de aplausos. Els ´Estius Simfònics´ se han consolidado como uno de los ciclos musicales del verano mallorquín.

Así pues, lleno total el pasado sábado con el inicio de la mini temporada a cargo de nuestros músicos, su director titular Pablo Mielgo y una solista de lujo, la pianista Lise de la Salle, quien substituyó a la inicialmente prevista, la mediática y teatral Khatia Buniatishvili, una de las solistas que han conseguido dividir a la crítica: mientras unos ensalzan sus interpretaciones, otros las ponen en entredicho. Pero esta es otra historia. Vayamos a lo que nos ocupa, que es el comentario de la versión que Lise de la Salle hizo del Concierto para piano número 2 de Rachmaninov.

La solista francesa hizo una muy buena lectura de la partitura. Mejor decir extraordinaria. Llena de matices, con calculados intercambios entre el sentimiento extremo y la pasión sonora. Sentido y sensibilidad. Siempre atenta a ese anacrónico pero válido neoromanticismo que el compositor ruso imprime a todas sus partituras. Moderato, Adagio, Allegro, da igual el movimiento, siempre elegante. A través de una pulsación exquisita, un uso muy adecuado del pedal, una digitación (léase técnica) estudiada, con todo eso, Lisa de la Salle ofreció un concierto muy atractivo, lleno de musicalidad.

Y la orquesta le siguió sin titubeos. El maestro Mielgo dirigió con precisión la parte instrumental, que no es de acompañamiento sino de protagonismo. Los diálogos con el teclado son constantes, la melodías, que normalmente aparecen primero en las cuerdas y vientos que en el piano, sonaron muy rachmaninovianos, auténticos. Muy bien la sección de violoncelos y las maderas, ¡oh las maderas!

Pero no quedó ahí la maestría de la solista, después de no poca insistencia, el público le arrancó un chopiniano bis, también excelso.

Y en la segunda parte la Tercera Sinfonía de Brahms. Un clásico, que como casi siempre cuando se trata del compositor alemán la orquesta resolvió de forma notable.

Ya desde sus orígenes, nuestra formación profesional tiene al amigo Johannes entre sus músicos de referencia. Incluso en sus días menos afortunados, la Simfònica toca Brahms de forma solvente.

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