Un juego, una liberación o una terapia. El teatro puede ser todas estas cosas y muchas otras, pero sobre todo el teatro inocula un veneno que engancha. Seguramente muchos de los más de 2.500 alumnos que han pasado por la Escola d´Arts Escèniques Sans habrán sentido esa sensación que les habrá dado la clave para reconocer que lo suyo es el teatro.

Hace 25 años no había muchas opciones en Mallorca para aquellos que querían aprender a actuar. Explica Pere Mestre, uno de los fundadores de la Escola d´Arts Escèniques Sans, que durante el mandato del socialista Ramon Aguiló el Ayuntamiento de Palma había promovido las escuelas municipales de teatro en las que su compañía, Estudi Zero, había participado. Con el cambio político todo aquello terminó y se plantearon seguir con la docencia. "Siempre habíamos compaginado las dos vertientes y queríamos continuar". Además de tener ganas contaban con su propia sala, el Teatre Sans. Así fue como el 28 de septiembre de 1991 se inauguró la escuela. A lo largo de todos estos años se han sucedido los momentos complicados, como el periodo de reformas al que se sometió el edificio del Teatre, y también los de gran alegría: "En 2009 el montaje Les troianes fue seleccionado para ir al Festival de Teatre Clàssic Jove", rememora Pere Mestre.

Después de cinco lustros y centenares de estrenos, el espectáculo continúa. Son las 8 de la tarde del miércoles. Los alumnos del taller de iniciación infantil y juvenil han terminado su representación de fin de curso. A pesar de su corta edad ya saben lo que es actuar ante el público, ya han experimentado esa subida de adrenalina que da sentido al trabajo actoral. Y ahí está Jessica, de 12 años, que tiene muy claro que quiere actuar. "Para mí es una pasión", dice, "me veo de mayor interpretando, haciendo cine". Sonríe y explica porqué este mundo la ha enganchado: "Me siento libre y puedo expresar lo que siento. Me olvido de mis problemas; me divierto y me siento segura".

Evasión, diversión, expresión. Pese a su juventud Jessica comparte con sus compañeros del taller de iniciación de adultos su visión de lo que es interpretar. "Subir a un escenario siendo adulta me ha dado la oportunidad de volver a jugar", dice Eloísa una de las 14 alumnas de estas clases. Laura Dalmau es la profesora que les está introduciendo en el mundo de la escena. "Es un grupo muy cohesionado y cuando les veo recuerdo cuando yo era la alumna". Laura se formó en la Escola Sans y ahora forma parte del equipo de profesionales. El curso que impte se estructura en tres partes: improvisación, expresión corporal y trabajo de textos.

"Me gusta esa sensación. Sobre el escenario no piensas en nada, estás súper concentrado; por eso me enganchó", dice Juanpe. Su compañera Cati le secunda: "Antes de salir estoy nerviosa, pero cuando empieza, todo se para". Enfrentarse a público real ha sido muy estimulante para ellos. Y es que la puesta en escena es lo que da sentido a todo el trabajo. "Te enfrentas a situaciones desconocidas. Con la improvisación creas en el mismo momento que actuas; nos ayuda a fluir", explica Eloísa.

Las motivaciones que han traído a estas personas hasta aquí son muy variadas. Manuel llegó buscando sanación: "Estoy aquí porque me encanta y porque me lo recomendó mi terapeuta. Me ha ayudado a socializarme y a expresarme", remacha. Juanpe, que quiere dedicarse profesionalmente a la interpretación, recalca que "la creatividad se desarrolla, puedes aprender; todo el mundo puede actuar".

Cantera de muchos profesionales de la isla, en el Sans se formó la promoción de la actriz y directora Lluqui Herrero en los primeros años de los 90. " Allí tuve la suerte de encontrar a mi familia teatral", recuerda. Pedro Mas, Marta Barceló, Xisco Seguí, Biel Jordà, Miquel Barceló y José Martret forman parte de ese grupo formado inicialmente en el Sans. "Continuamos trabajando juntos y aunque seguimos estudiando en Barcelona, Madrid o París, tenemos un punto de origen que nos une". De aquella época destaca la presencia de Leona di Marco "una mujer de teatro con una experiencia brutal que puso en nosotros la semilla del compromiso y de la pasión por el hecho teatral, y que nos animó a poner en marcha nuestros proyectos". En un momento en el que el paisaje teatral era un yermo, pudieron estrenar en un teatro real al que acudía público. Herrero estudió en el Institut del Teatre e imparte clases en el ESADIB, pero fue en el Sans donde accedió a "una sabiduría, a un conocimiento y a un compromiso con el teatro que todavía perdura. Me siento muy afortunada de haber comenzado allí".