En Nostalgia de la luz (2010) Patricio Guzmán (La batalla de Chile) superpuso la mirada de los astrónomos instalados en el desierto de Atacama mirando al cielo y rastreando el origen del universo con el de unos arqueólogos que, en ese mismo desierto, buscaban entre las dunas restos de las víctimas de la dictadura de Pinochet.
El botón de nácar tiene una premisa equivalente. La mirada pasa de vertical a horizontal. La reflexión/denuncia que hace Guzmán es triple: 1) Por qué los chilenos, con casi 6500 kms. de costa viven de espaldas al mar; 2) El genocidio, hace un siglo, de las etnias que habitaban Patagonia; y 3) En el siglo XX, la operativa de los llamados vuelos de la muerte para hacer desaparecer del todo a los desaparecidos arrojándolos con lastre al océano. Para el cineasta las tres están ligadas. Sostienen Guzmán y sus entrevistados que el primer punto, el desprecio del mar, propició el segundo y el tercero. En su capítulo antropológico, las fotografías, el escaso metraje de reportajes antiguos y las entrevistas al puñado, literal, de descendientes de indígenas que quedan en la actualidad, son fascinantes. En su denuncia de la dictadura se muerde la lengua en la forma pero insiste, con razón, en que no se puede, no se debe, pasar página todavía. A pesar de un guión un poco estirado, de la lenta cadencia de voz de Guzmán, a pesar de que su enfoque es ante todo local, la película tiene suficientes elementos universales. La denuncia de los genocidios pretéritos y recientes, el derecho a recuperar los cuerpos de las víctimas y la necesidad de valorar y respetar el entorno natural.
El botón de nácar
Chile, 82 min.
De Patricio Guzmán.
Actores: (documental).
Cines: CineCiutat.
