-¿A qué se debe este regreso?
-Josep Thió: Bromeando un poco, me gusta decir que regresamos porque hemos encontrado el camino de vuelta. Decidimos el reencuentro en la gira de los 25 años y teníamos claro que si volvíamos teníamos que hacerlo con canciones nuevas.
-Gerard Quintana: El hecho de que 90.000 personas nos vinieran a ver en tres semanas y muchas de ellas dijeran "no nos podéis dejar así" nos llevó a comentar que, si en algún momento volvíamos, debíamos hacerlo con nuevos vuelos creativos pero siendo nosotros.
-¿Y cómo se ha gestado este nuevo vuelo creativo llamado Cercles?
-J. T.: Ha sido como volver a casa, pero con el bagaje de haber estado explorando otros campos y cosas nuevas por tu cuenta.
-Es el disco menos rockero.
-G.Q.: Sí. Tiene más que ver con los últimos álbumes que hicimos a finales de los 90 y en 2001, Nou y Plou i fa sol, que ya estaban más cerca del pop rock que del rock de los comienzos. La música que haces es fruto y consecuencia de la vida que llevas. Durante muchos años vivimos de gira en gira, de concierto en concierto, en un loop constante de discos y de estudios. Y ahora hemos estado durante unos años en otras tesituras, explorando cosas en solitario. Cuando Josep me empezó a pasar las primeras canciones y las primeras ideas y me propuse hacer las letras dije "Wow", esto ese lugar conocido, aquel pellizco emocional que conoces, pero de golpe te das cuenta de que el paisaje de tu alrededor ha cambiado totalmente.
-La escena ha cambiado, el país también. ¿Cómo lo han trasladado a la música?
-G.Q.: Es un disco un poco más reflexivo. Hay un grueso de emociones que has de ir encajando, que es un poco lo que pasa en la vida constantemente. La velocidad de todo nos va superando, e intentamos adaptarnos a este mundo nuevo, pero sigue superándonos. Las decisiones ya no se toman aquí al lado sino que están muy lejos, no sé ni dónde están. Pienso que todo esto está reflejado de manera poética en el disco. Es esta inmensidad que está muy por encima de la medida y dimensión del individuo.
-J. T.: En los años 90 había cosas por las que luchar y continúa habiéndolas. En los 90 nos preocupaba si EE UU estaba invadiendo equis país, Israel y Palestina, que es un tema que no se acaba nunca... Refugiados ya había.
-G.Q.: La sostenibilidad, el clima. Los problemas son los mismos pero da la sensación de que queda menos tiempo. Una diferencia es que en los 90 no existía esta capacidad de estar conectado con el mundo, de poder ver lo que está pasando al momento y desde cualquier parte. Y eso es muy bestia. Hemos intentado plasmar estas cosas a partir del mundo simbólico que ya estaba en Sopa de Cabra, lleno de caminos, estrellas, horizontes, distancias y perspectivas, y trasladarlo a la actualidad. La traducción es esta inmensidad, que en algunas canciones es más explícita, como en Eix de rotació. Hemos sido un grupo de guitarras por excelencia y éste es un disco que también es de guitarras, pero éstas no tienen la agresividad de otros discos. Sirven para construir las texturas junto con los teclados. Es un disco con medios tiempos.
-¿Son pesimistas?
-G.Q.: Depende. Yo puedo creer en ti pero me cuesta creer en la humanidad. Es muy difícil ir todos a la vez y ponernos de acuerdo. Se redunda siempre en lo que nos separa y no en lo que tenemos en común. Yo creo que soy un realista que intenta ser optimista.
-J. T.: Mi hijo me recordó que Platón ya dijo que la democracia es la dictadura de los necios. Los individuos reaccionan de una manera y la masa de otra diferente. Y según cómo parece que al poder económico le interesa que la masa sea poco culta y aborregada, y que no tengamos una conciencia global.
-G. Q.: Es más fácil mover una oveja dentro de un rebaño que una oveja suelta.
-¿El 20-D hay que votar como masa o como individuo?
-J. T.: Se echa un poco en falta un liderazgo más fuerte o más potencia humana en los nuevos partidos.
-G. Q.: Hay una sensación de que habrá un nuevo pacto y que algo cambiará. Los partidos que condicionarán la gobernabilidad del Estado no son los clásicos: CiU, PNV o Coalición Canaria. Este papel lo han ocupado Podemos o Ciudadanos.
-¿Cómo están viviendo el proceso soberanista de Cataluña?
-J. T.: Lo que se ha hecho es romper un pacto de convivencia. El PP es lo que ha hecho: lleva muchos años utilizando Cataluña como arma electoral y ahogando a una de las comunidades con más potencial económico para que no fuera más que Madrid. El independentismo que estamos viviendo es una reacción a eso. Desmesurada, quizá.
-G.Q.: La única propuesta desde el Estado que da juego es la de Podemos. Las otras son negacionistas. Iglesias es el único que dice que los catalanes podrán votar. Como la probabilidad de que gane Podemos es escasa, pienso que el 20-D forzará a un pacto de Junts pel Sí y la CUP.
-J. T.: En este país, falta más cultura y liderazgo real. Iglesias es lo que más se acerca a un líder.
