Sonará a tópico, pero en el mundo del rap decir Rapsusklei provoca un alto. Un ponerse figuradamente firmes porque se está hablando de alguien a quien todo el mundo respeta. Un artista cuya prolífica carrera se ve como ejemplar en su forma y fondo, en estilo y categoría. Su visita a Mallorca ya sería de por sí un acontecimiento, pero es que hay más: viene a presentar disco, el sobresaliente Reality Flow. ¡Pero hay más! Viene con quien lo ha grabado: una banda de cuatro instrumentistas, guitarra, bajo, piano y batería.

*Rapsusklei actúa hoy sábado en Es Gremi (Porgadors, 16, polígono Son Castelló. 20:30 h., 12 €). Sopas mallorquinas sortea cuatro entradas, que ganarán los cuatro primeros que envíen una mail a sopasmallorquinas@gmail.com diciendo cuál es su opinión el pepinazo de Reality Flow, porque tiene tantos que uno no sabe cuál decir.

“QUIERO CONSEGUIR ORGÁNICAMENTE LO QUE HACEN LAS MÁQUINAS”

-¿Sigues siendo un rapero melancólico [calificación habitual al referirse al estilo y las letras del cantante]?

-No puedo evitarlo, lo soy en mi día a día. Pero puedo ser melancólico y sacar el flow cuando quiera.

-¿Qué hay de nuevo y qué hay de siempre en Reality Flow

-Lo nuevo está claro: una banda. Empezar los ritmos desde cero. De siempre, la consciencia. Tal vez había desatendido la lírica por la técnica. He vuelto a ello porque quiero que los jóvenes puedan escuchar y reflexionar.

-El disco es poderosamente funkarra y con algo de jazz. ¿Elección tuya o consecuencia lógica de escribir los temas junto a una banda de cuatro integrantes?

-¿Jazz? ¡Yo no lo veo!

-Hay ritmos, armonías del género, ya en la misma inicial Intro-vertido

-Funk sí, pero jazz no. ¡Diría yo! Musicalmente me he dejado llevar por los ritmos que iban saliendo, viendo cómo me inspiraban.

-¿Después de dos años y medio girando con una banda sigues prefiriendo tocar con personas que se equivocan y discuten a hacerlo con máquinas que no fallan nunca y no te llevan la contraria?

-Depende del momento. Siempre me gustará llevar DJ e instrumentales. Quiero ser fiel a lo que hacen las máquinas pero conseguirlo orgánicamente. Y también porque un directo con banda es una sensación brutal. Es gratificante, aunque a veces doloroso: a veces ves cómo el público no aprecia un solo de guitarra o un piano.

-Me dijo Shotta tras publicar su segundo álbum producido por Grifi [productor de Solo los Solo] que en el mundo del rap en España, si eres ambicioso, pierdes público (si quieres ir más allá del rap hardcore, género del que gustan los aficionados jóvenes, mayores en número).

-Totalmente de acuerdo. La gente quiere lo de siempre. Si quieren batido de chocolate no probarán otro. Si te encasillas en un tipo de rap y cambias, la gente te olvida. A no ser que el público crezca contigo, lo cual es muy difícil.

-¿Hay que entender el álbum como un asalto a la primera división después de años de firme reputación en el underground?

-No creo. A veces si cambias le gente cree que lo haces para vender más.

-No lo digo de manera peyorativa, sino en el sentido de haber sido más ambicioso que nunca. Sucede con este disco algo curioso y muy importante: gusta tanto al que escucha rap como al que no lo ha hecho nunca.

-Me gustaría que fuera así. Yo tengo retos personales, que si el público entiende, bien, pero si no, tampoco me importa.

-Tienes más de treinta maquetas: ¿por qué elegiste ser prolífico en lugar de selectivo?

-A veces me lo pregunto. Soy muy ansioso.

-Sales mencionado, como referente de escritura y como cantante, en el libro de Lengua y Literatura de 1º de Educación Secundaria editado por Akal. Pregunta obligada: ¿qué tal se te daba Lengua y Literatura en el colegio?

-Me echaron todo un año de Lengua y Literatura. Yo era un pésimo alumno, pero los profesores que tuve, también. Sí era un gran escuchador. Y a menudo pienso que me gustaría que aquellos profesores me vieran ahora.

-¿Cuál es la edad perfecta para descubrir el hip hop?

-La edad no importa tanto. Lo ideal es ir redescubriéndolo. A mí cada día me sorprende algo, sobre todo del rap de los noventa.

-Has compartido escenario con muchas primeras figuras de la historia del hip hop internacional. ¿Qué es lo que más se envidia de figuras como esas?

-Primero, no poder entender sus letras. Y principalmente, es envidiable haberse criado en esa cultura desde niños. No haberlo hecho es doloroso. Aunque en España hemos sido pioneros en muchas cosas sin tener a nadie que vaya de gánster.

-250.000 personas en los ocho días que duró el Rototom, 10.000 más que en la edición de 2013 [el mayor festival reggae europeo; Rapsusklei actuó este año]. ¿La cultura del reggae y el dancehall está viviendo una nueva etapa de esplendor?

-Probablemente. Había mucho chaval joven. Es una cultura que ha crecido y de la que se han aceptado cosas que antes eran tabú. Creo que triunfará y tendrá más demanda que el rap sobre todo por el buen rollo que destila, mucho mayor que en el hip hop.

-Las palabras que más se repiten en el rap español son “paz”, “amor” y “respeto”, pero 9’5 de cada 10 siguen incluyendo zurras. Tú dices en la canción Reality Flow

-Antes o pegabas o te pegaban. Ahora no: con internet, todo el mundo ataca desde casa y no baja a la calle a recibir esa zurra, verbalmente hablando, que tal vez te convenía.

-Dicen mis amigos zaragozanos que la escena rapera de vuestra ciudad ya no es la de hace diez años, que hay menos creatividad y menos piña [Rapsusklei vive desde hace unos años en Barcelona].

-Yo me fui aburrido. En realidad hay mucho rap, y bastante bueno, muy real, pero hoy día es muy difícil llegar lejos. Además, es música tal vez menos audible fuera del mismo rap. Lo que sí es verdad es que hay menos locales y encima la gente se queda más en casa en vez de ir a conciertos.