El teatro, alimento para despiertos, ha dado tantas y tan importantes noticias esta semana que es lógico que haya merecido portadas. Arrancó la semana con la gala señera del año: la entrega el lunes de los premios Escènica, nuestros Max de teatro, salvando las distancias y las similitudes. Éstas son que el corpus de premiados ha sido justo y equilibrado (para premios incoherentes, contradictorios y populacheros, siempre los Ondas, que se otorgaron ayer miércoles), y aquéllas han sido casi ninguna salvo que la ceremonia fue larga, mortecina por momentos y algo deshilachada.

Pero hubo más noticiones: la noche estuvo salteada por la reivindicación del gremio actoral (sector tan subvencionado como muchísimos otros y bastante más estratégico que la mayoría), que se parapetó en el eslógan "no mateu la cultura", repetido una y otra vez ante las caras impávidas como butacas de platea de la máxima responsable del Teatre Principal, Margalida Moner, el máximo representante para la cultura del Consell de Mallorca, Joan Rotger, su directora insular Gari Durán y la coordinadora de cultura del ayuntamiento de Palma, María José Massot. Rotger dijo al día siguiente, martes, que las exigencias le habían parecido "reiterativas". El cinismo es un gran invento, pero a veces es el recurso de los que no tiene razón. Y es fácil detectar cuando es así porque se utiliza con necedad: se ve que Rotger hubiera preferido que hubiese dos o tres docenas de consignas. Las caras de los gestores culturales (unos poco y otros nada) no pudieron verse en demasía, pues la realización de IB3 sólo pinchó en una única ocasión un primer plano de alguno de ellos a pesar de la lluvia de (reiteradas) exigencias.

Y hubo más noticiones: el discurso oficial de la gala de Javier Matesanz, principal organizador de la velada, no pudo verse en la retransmisión televisiva del canal autonómico que pagamos todos. Fue cercenado en su totalidad, omisión parece que debida más a la torpeza que a la intención censora. Pero como nadie se ha preocupado de fiscalizar el asunto, de momento nos quedamos sin resolver tan importante incógnita.

Y ha habido más noticias importantes: ayer se presentó la programación a dos meses vista del Principal, con lo novedoso, o mejor, ridículo, que supone presentar una nómina de eventos para tan corto periodo. Pero peor es pretender justificar con un "el 75% del programa está dedicado a compañías mallorquinas" que el amateurismo invada el espacio escénico público más importante de las islas, pues su canal de difusión de debe ser otro. Aparte de alguna cita a priori jugosa (lo nuevo de Rafel Duran, TIC Teatre, T de Teatre, Juan Perro), la programación parece urdida por alguien que no tiene ni idea de teatro. Lo cual también es una noticia muy importante.