Ya se ha hecho público el dinero destinado a la contratación de grupos para la revetla palmesana de Sant Sebastià de 2012. La cuantía vuelve a bajar, acumulando un 62% de recorte si se toma como referencia la cifra de 2008 (550.000 €) frente a la del año que viene (210.000 €). La conclusión solo puede ser una: qué importará dicha merma en el presupuesto si lo programado va a ser igual de mediocre que los últimos años, porque el cartel lo van a seguir elegiendo personas sin conocimientos ni preparación para confeccionarlo.

En la revetla ya es tradicional que programen a mucho mediocre por definición y a mucho mediocre por circunstancias (por andar desnortado o caducado). Y además, repetidamente: llega a ser sorprendente que contraten una y otra vez a los mismos. Parece mentira con la gigantesca cantidad de música de calidad que hay en este país. Palabra de crítico musical. Ahora ha vuelto el PP, un partido que musicalmente siempre ha gustado de la música rancia y sin relevancia artística. Son famosas las sentencias de Catalina Cirer (“quiero que venga Sergio Dalma porque a mí me gusta”) o de Rafael Durán, concejal del PP con los socialistas en la alcaldía de Cort, cuando queriendo criticar las propuestas de éstos en la edición de 2008, se ufanaba de que su partido podía ofrecer a mediocres como Antonio Orozco, David Civera, David de María, Los Secretos, Los Rebeldes o La Guardia.

Si a un médico o a un arquitecto nadie le dice cómo debe hacer su trabajo, por qué decírselo a un gestor cultural, profesión a la que hay que exigir tanta preparación, experiencia y criterio como a cualquiera. Es de catetismo provinciano creer que las decisiones culturales las puede tomar cualquiera. Y es fácil calibrar qué epítetos merecen quienes han puesto a Margalida Moner como gerente del Teatre Principal -sin ninguna experiencia en el ramo-, a Fernando Gilet como concejal de Cultura en Cort -sin ninguna experiencia en el ramo- o a Mateo Isern de alcalde. ¡Sin ninguna experiencia en el ramo! Cualquiera puede tomar decisiones culturales con dinero público por medio. Cualquiera puede ser alcalde de Palma.

Lo del año pasado ya fue el colmo de la falta de seriedad: el cartel de la revetla lo eligieron, además de los diversos políticos sin cultura musical de turno, ¡representantes de las asociaciones de vecinos, de la Federación Balear de Personas con Discapacidad Física y Psíquica y de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears! Se impuso el populismo simplón frente a profesionalidad, y no hubo ni un solo experto musical. Ni uno.