La información cultural en la primera cadena pública ocupa siempre los minutos basura, o mejor dicho, los segundos basura: aquellos que cierran los telediarios. Y se da siempre deprisa y corriendo, porque se hace únicamente para cubrir expediente. Es un periodismo encallado en el populismo simplón y en una cierta vanidad porque cree que solo la política genera noticias importantes. El rapero Sho Hai afirmó en una reciente entrevista para este blog que en los medios masivos se habla muy poco de cultura, y que aquella de la que se habla es una ponzoña (integrante de Violadores del Verso, grupo que llegó al número uno en ventas físicas con su último álbum, el MC ha alcanzado el tercer puesto este año con su debut en solitario). Se cuenta muy poco y muy mal, y casi es peor cuando pretende destacarse alguna noticia:

Pudo verse y oírse en el telediario de ayer martes. Ana Blanco introdujo una pieza sobre un supuesto guión basado en la vida de Amy Winehouse. No dijo quién lo estaba escribiendo. Dicha pieza explicaba que ya había tres candidatas a interpretar a la fiestera y también cantante: Scarlett Johansson (esta chica suena para todos los papeles aunque luego no le dan ninguno; el único para el que no se rumoreó su nombre fue el de oso Yogui), Lady Gaga (¿?), de quien se aseguraba que su parecido físico con la británica la colocaba en franca ventaja, y Keira Knightley, otra fija habitual en las quinielas de futuras superproducciones (ésta sí creo recordar que sonó para interpretar al oso Yogui. ¿O era a su compañero Bubu?).

La información se cerraba con la habitual chorrada ñoña de cualquier telediario de hoy en día, una obviedad melodramática escuela Sálvame Deluxe, una estupidez llorona que un profesor de Periodismo no solo obliga a quitar del texto, sino que además remata con un guantazo: “El guión aún no se ha acabado, pero el guión de la vida de Amy Winehouse ya estaba escrito de antemano”. Y eso fue todo. La “información” no citaba ni una sola fuente. Ni una sola.

Cuando se anuncia una película se suele decir quién está detrás. Qué productora, qué director. Si el guionista tiene cierto prestigio, se dice su nombre para darle prestancia al asunto. Si se señala a un intérprete como futurible, el abc del periodismo obliga a contrastar la información, a contactar con la persona en cuestión o con cualquiera de su oficina de representación, máxime en el mundo del cine: los personajes de peso dan lustre a una carrera, pero tener en cuenta a alguien para un papelazo también refuerza la imagen de éste. Nada de eso se hizo con las tres supuestas candidatas.

Una de las peores costumbres del periodismo generalista en este país es la liviandad en los modos y contenidos de la información cultural. Parecen pensar que se pueden obviar las más elementales y dignas normas de la profesión. Es el error más común en el periodismo poco serio, además de un síntoma preocupante de enajenación. Como diría Amy: no, no, no.