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CINE

Forja y camino de una cineasta en plenitud

José Luis Sánchez Noriega radiografía con minuciosidad la carrera de Icíar Bollaín

JOSÉ LUÍS SÁNCHEZ NORIEGA. Icíar Bollaín. CÁTEDRA, 443 pág., 15 €.

La colección “Signo e Imagen / Cineastas”, de la editorial Cátedra, ha sido durante décadas una referencia en el ámbito de los estudios sobre cine. Centrado específicamente en la edición de monografías de cineastas de todo corte y condición, el sello acumula varios volúmenes imprescindibles, aunque en los últimos años la colección había sufrido una inexplicable sequía de estudios relativos a cineastas españoles. Jesús Franco, de Carlos Aguilar, era el último título hasta la fecha: hacía el número 85 de una colección que ya suma 123, y vio la luz en aquel lejano 2011.

Esta vía se ha recuperado, felizmente, con la publicación de Icíar Bollaín, un minucioso estudio sobre la cineasta madrileña a cargo de José Luis Sánchez Noriega, autor de estudios relevantes sobre Mario Camus (publicado en esta misma serie en 1997) y Pedro Almodóvar (Universo Almodóvar, Alianza, 2017), y de la popular Historia del Cine. Teoría y géneros cinematográficos, fotografía y televisión, de la editorial Alianza.

En este estudio sobre Icíar Bollaín, Sánchez Noriega arroja luz sobre todo el período de formación de la cineasta, con una revisión completa de su carrera como actriz y mostrando cómo va adquiriendo, de forma progresiva, más responsabilidades en los rodajes. La influencia de cineastas con los que trabajó en esta etapa –como Víctor Erice, Manuel Gutiérrez Aragón, Juan Sebastián Bollaín, José Luis Borau o, muy especialmente, Ken Loach– se complementa con un acercamiento más teórico a directores como Patricio Guzmán, que serán claves en la configuración de un estilo cinematográfico marcado por el realismo y que cristalizará en dos perspectivas interrelacionadas, dentro ya de su obra como directora: el cine de compromiso social y el cine desde una sensibilidad feminista. Una conclusión que Sánchez Noriega madura tras una completísima revisión de su trayectoria tras la cámara, en la que no se limita a los largometrajes, sino que incluye también los cortos y los trabajos publicitarios.

Enriqueciendo aún más el volumen, el historiador incluye la presentación de un proyecto inédito de Bollaín, Maixabel, y unas reflexiones de Paul Laverty, pareja y cómplice de la cineasta. Así, el único reparo que se podría poner al volumen, reconocido por el autor, es que se centra en una cineasta aun en plenitud y con muchas horas de vuelo por delante. Pero su minuciosidad y el gran trabajo con las fuentes que realiza el autor y su profunda revisión de los años de formación de Bollaín permiten anticipar que el estudio antendrá su vigencia en el futuro y servirá, además, de base sólida e imprescindible para posteriores acercamientos a la obra de una creadora de singular relevancia.

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