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Carme Pinós, una arquitecta con guion

De la estructura a la forma, la visión del proyecto de una de las grandes

Carme Pinós.

Para los que hicimos la carrera en los noventa, el cementerio de Igualada (que visité emocionado, con mi padre), del estudio Miralles-Pinós (82-91) fue un revulsivo, un catalizador que desató multitud de seguidores. Yo estudiaba en Valencia y Enric Miralles vino varias veces a exponer la obra del estudio e incluso llevaba algunos finales de carrera en nuestra Escuela. Era arrollador en la explicación de sus proyectos, entre lo que incluía los que llevó a cabo en el estudio de Piñón y Viaplana.

Carme Pinós tenía un papel menos expuesto y cuando cancelaron su relación profesional quedó un poco apartada. Sus planos hoy siguen reflejando aquella caligrafía especial y aquella locura de direcciones, aquella manera de usar los materiales que hace que los hormigones y perfiles sean sinuosos, orgánicos, y que sigan las fuerzas que luchan en su cabeza.

Cuando empezó por libre, Pinós sorprendió con una obra en apariencia menor, aquel puentín en Elda-Petrer, que era como una semilla, allí perdido sobre un descampado y un río seco. Repaso las fotos de la visita que hice con un amigo a aquella obra y veo en la utilización de las maderas, que parece que se mueven, un avance del edificio de la terminal marítima de Yokohama de Moussavi y Zaera (2002), veo en cada parte de aquella barandilla una promesa de vida proyectual, un grito expresionista para una nueva etapa. Su obra generó muchísimos seguidores, y gente que estuvo en su estudio quedaron "contaminados de por vida".

En los Encontros de Santiago de Compostela, conferencias que acabaron siendo estelares, como la etimología de su localización, ya estaba cociendo aquel proyecto de la torre de Guadalajara, en México, el edificio Cube, simplemente magistral, en el que estaba tan metida que el acento mexicano se sobrepuso al catalán. "Las torres cuando eran más bajas tenían un patio, luego al ir creciendo no bajaba la luz y surgieron otras necesidades y por tanto el patio desapareció. Pero en mi torre mexicana el patio da relación con el aire y con todo lo exterior", explicaba en Open House en Madrid.

En los proyectos, "nunca hay una página en blanco: hay un lugar, un cliente, unas necesidades, una filosofía propia", afirma Pinós. Sobre su planteamiento constructivo apunta que "mis proyectos van de la estructura a la forma. Un árbol es una estructura y tiene una dignidad y presencia grande. La arquitectura debe expresar esto. Un arquitecto está más cerca de un director de cine que de un escultor, debe conocerse muy bien el guion". "La buena pregunta lleva dentro la solución", resumen sobre la manera de encarar su trabajo.

Carme Pinós dio una conferencia invitada por el Colegio de Arquitectos de Asturias. En su conferencia conjugó tres términos : contexto, demanda y responsabilidad.

"Hacer arquitectura es hacer ciudad", pero la arquitectura también "es acción, y las acciones siempre producen reacciones". Frente a una visión arquitectónica "antigua, en la que domina la retórica, hoy se busca la plasticidad y abstracción".

En su intervención expuso el proyecto de la Escuela Massana de Barcelona, tras el Mercado de la Boquería. Tiene seis plantas y 11.000 m2 , pero no lo aparenta al haber trabajado sus elementos para suavizar la escala . El cierre de celosía cerámica es diseño del ceramista Toni Cumella, el mismo que hizo la piel del Centro Botín, en Santander. Mostró también el proyecto de CaixaForum de Zaragoza, de apariencia más pesada, y una deliciosa estructura en Sidney, un pabellón para albergar encuentros al aire libre.

Carme Pinós muestra en todo momento una humildad nada acorde con la magnitud de sus obras, de las que siempre enfatiza la labor de equipo.

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