La película de Jim Jarmusch Paterson (el nombre de la ciudad y de su protagonista) provoca en el espectador el deseo de leer poesía. Y aún de escribirla, aquellos que estén dotados de tan preciado don (no se me amontonen). Jamás hubiera pensado que Adam Driver, el patético malvado de El despertar de la Fuerza (tampoco es que la película sea gran cosa), me resultara tan creíble, tan tierno y tan entrañable en el papel de ese conductor de autobús que admira a William Carlos Williams. Lo mismo les digo de la locuela Golshifteh Farahni y de los maravillosos secundarios, incluido el bulldog. Especialmente el bulldog.
El martes y trece presentamos en Llibres Ramon Llull, ahí al lado de la plaza de Santa Eulàlia (el otro centro del Universo, la llamó Toni Rotger) el libro coordinado por el colaborador de este suplemento Jordi Maíz Chacón Jaume III de Mallorca i el seu temps (Documenta Balear), con explicación a cargo de Pau Cateura y la presencia del resto de los autores: Lluís Tudela, Eusèbia Rayó, Ricard Urgell y un servidor. Mucho público y buena embajada de la cultura para dar a conocer este volumen que se acerca al monarca y a su época, huyendo de las pompas, los sambenitos y las tergiversaciones que envuelven al personaje.
Estamos en Navidad y en el sorteo del Gordo (hoy jueves) y los falsetes de los Niños de San Ildefonso me retumban en los conductos craneales como si fueran los cánticos gregorianos de Silos. Si son ustedes de los que escriben a Papá Noel y sus calcetines colgados sobre la chimenea, pídanle un libro. Si son de los que siguen solicitándoles los regalos a Melchor, Gaspar y Baltasar, también. El vecino de aquí arriba les propone unas cuantas sugerencias.
