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Delirios de un alquimista

´Gestarescala´, una novela disparatada del Philip K. Dick más visionario

´Blade Runner´, de Dick.

En un libro de Gwen Lee y Doris Elaine Sauter inédito en español, pero de lectura obligada para los amantes de la ciencia ficción, What if our world is their heaven? The final conversations of Philip K. Dick, el autor de El hombre en el castillo sostuvo que, antes o después, cualquier escritor que se precie se ve tentado a reescribir la historia de Fausto. ¿La razón? Que Fausto es, en realidad, el paradigma del escritor; que, aun a riesgo de perder el alma, la dignidad o incluso la vida, al escritor lo devora la pasión fáustica por el conocimiento.

Antes de penetrar en lo que sus críticos llaman la fase mesiánica de sus últimos años, de la cual la enigmática Valis sería su más exacta decantación, Dick produjo una serie de obras mayores, lastradas a menudo por un estilo pedestre, pero que, vistas en perspectiva, suponen uno de los mayores acervos que la literatura de ciencia ficción nos ha legado no sólo por la riqueza de sus temas, sino por la capacidad de su autor para anticipar, con increíble precisión, las rutas que el ser humano estaba pronto a transitar. Así como es imposible leer ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? sin percibir que estamos asistiendo al sutilísimo giro que conduce del miedo a lo inhumano al miedo a lo deshumanizado, es imposible leer Una mirada a la oscuridad sin sentir que nos hallamos ante una metáfora de la pesadilla del hipercontrol hoy instaurada en nombre de la seguridad y la supuesta preservación de los valores democráticos. Dick, que fue casi siempre un fatídico valedor de su obra y un pésimo intérprete de su vida, resultó sin embargo una extraordinaria antena a la hora de sintonizar la frecuencia ideológica hacia la que el mundo se encaminaba.

No siendo una de sus cumbres, Gestarescala, que Cátedra recupera en su colección de Letras Populares mediante una nueva traducción y una edición puesta al día de Julián Díez, es una novela tan disparatada en sus propuestas, tan excéntrica en su peripecia y tan abrumadora en su capital de sugerencias que no es posible leerla sin experimentar una mezcla de admiración, ternura y desconcierto. Distópica y delirante, cercana en su punto de partida a una fábula orwelliana pero encaminada muy pronto hacia una historia con tintes cosmogónicos, Gestarescala es uno de esos libros que, felizmente, se resiste a cualquier tentativa de resumen.

Obra que reinterpreta el mito fáustico mediante el insólito pacto entre un ceramista del año 2046 y un bizarro demiurgo que pretende resucitar un extinto culto mediante la recuperación de una catedral hundida en el fondo del mar, Gestarescala es tan heterodoxa que acaba por convertirse en una aventura de la imaginación creadora, en una adictiva locura. Esa misma creencia en la imaginación sin freno, esa misma certeza en la locura como desvío a menudo irremediable para conquistar perspectivas nuevas, que convirtieron a Dick en lo que muy pocos escritores pueden proclamar sin causar sonrojo: un visionario.

PHILIP K. DICK

Gestarescala

Traducción de Julián Díez

CÁTEDRA, 328 PÁGINAS, 15,90 €

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