No ha sido un capricho de Javier Sagarna (Madrid, 1964) titular esta vibrante y original colección de cuentos Nuevas aventuras de Olsson y Laplace, editada por Menoscuarto, porque en un anterior libro de relatos de la misma editorial, Ahora tan lejos, aparecen en la última historia los dos cartógrafos, aventureros y exploradores Olsson y Laplace.
En esta ocasión, ha dedicado todos los cuentos a esta extraña pareja, como casi todas las que funcionan en literatura, formada por Magnus Olsson, un sueco alto y fuerte como un roble, que por descontado es rubio y por el bajito, moreno y bastante lloreras de Philippe Laplace, natural de Bélgica pero como él mismo no se cansa de precisar, nacido casi en la frontera con Francia.
Y con este dúo Javier Sagarna, que es director de la Escuela de Escritores de Madrid, ha compendiado lo que Fernando Savater expuso en un exitoso libro, La infancia recuperada, porque Olsson y Laplace bien parecen un cruce de los grandes aventureros de la literatura infantil y juvenil, esos que salieron de la imaginación de Julio Verne, Karl May, Emilio Salgari, Robert Louis Stevenson o Rudyard Kipling. Y así, prácticamente cada cuento es una enigma que se le presenta al lector, una oda a la más pura aventura, un más difícil todavía en el que cuesta adivinar si el sueco y el belga-casi-francés saldrán con vida.
Escritos con una prosa sobria y directa, los exploradores tendrán que vérselas con desiertos implacables, hormigas capaces de dejarles en los huesos, dinosaurios, una manada de ñus en estampida, con cocodrilos de ojos resplandecientes y hasta con dragones (del Segundo Imperio). Y cada uno en su papel: el sueco, impasible el ademán; el belga, pura lágrima.
Dividida en tres bloques, el primero es Salvar el mundo, repleto de aventuras frenéticas y de final incierto; Un giro inesperado es un ingenioso final alternativo a la última aventura, ambientada en una isla no tan desierta, porque en la inmensidad de los Mares del Sur al menos hay una isla vecina habitada por una bella polinesia de la que los dos se enamoran. Este bloque, el más atractivo de la obra, es también una pasarela al mundo de los piratas de Stevenson. En la tercera parte, Llegando hasta el final, se constata más que en ninguna otra la evolución de los personajes y el paso del tiempo: de los coches de punto al iPad.
El último cuento, desasosegante y dominguero, coloca al lector frente al espejo para comprobar que esta es una inteligente reivindicación del placer de la aventura pero también una indagación en la complicada existencia humana, mucho más laberíntica que las alcantarillas de Nueva York, escenario de uno de los cuentos de la pareja.
JAVIER SAGARNA
Nuevas aventuras de Olson y Laplace
MENOSCUARTO, 136 PÁGINAS, 15 €
