El año que viene hará treinta años del rodaje de La senyora en Son Espases. Ahora todo lo que queda de aquella posesión son unas casas que parecen abandonadas, al borde de los accesos asfaltados al hospital. Entonces yo era un joven reportero, y Fernando Guillén Cuervo un actor aún más joven. Le hice una entrevista y le deseé un buen día. "¿Ya está?", preguntó. "Pues sí", contesté. "Eres el primer periodista que no me pregunta por mi padre". Su padre era un actor magnífico, pero él no le va a la zaga. Vean El Caso. Crónica de sucesos y entérense de cómo eran las redacciones cuando apenas se distinguían las máquinas de escribir (¡!) bajo la niebla del tabaco.
Debió ser más o menos por aquel entonces cuando compartí un paseo por Palma, el Dia del Llibre, con Valentí Puig. Este sábado vuelve a ser Sant Jordi. Han desaparecido algunas librerías y otras han abierto sus puertas. Valentí aporta no una, sino dos novedades, el poemario Dormir mil anys y, sobre todo, el dietario Dones que dormen, lo mejor que he leído de nadie en mucho tiempo. Los dos libros de título morfeico son de Proa.
Con lluvia o (mejor) con sol, los jardines de La Misericòrdia no serían lo mismo, cada mes de abril, sin la Fira del Llibre Antic i d´Ocasió y su mercancía de volúmenes venerables. Hay algo no sé si de voluptuoso en manosear esos ejemplares de segunda mano, invocando los recuerdos de quienes los tuvieron en sus estanterías. Hubo un año que después de Palma me encontré a estos mismos libreros en Eivissa, ni les cuento qué satisfacción.
