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Música

Cantante y director

Plácido Domingo consolida su trayectoria como director musical de ópera

María José Siri (Manon Lescaut) y Rafael Dávila (Renato des Grieux).

No hay la menor duda de que Plácido Domingo es uno de los grandes talentos musicales de nuestro tiempo. Ha reinado durante décadas como uno de los tenores más solicitados y, en los últimos años, ha conseguido prorrogar una increíble vitalidad vocal asumiendo, de forma progresiva, roles de barítono tanto de ópera como de zarzuela. Pero no se limita el cantante a ejercitar su maestría únicamente sobre el escenario. Ya desde hace tiempo ha asumido la dirección artística de diferentes teatros y también es responsable de un centro de perfeccionamiento musical vinculado al Palau de les Arts de Valencia y del concurso Operalia, uno de los más solventes en el ámbito vocal y que ha impulsado la carrera de jóvenes cantantes hoy ya reconocidos profesionales. Aunque resulte sorprendente, no cesa ahí su ingente actividad. También está Domingo, de manera progresiva, asumiendo más compromisos como director musical de ópera. De hecho, en el teatro valenciano terminó el año compatibilizando su labor como cantante en Luisa Fernanda con la dirección, desde el foso, de Manon Lescaut de Giacomo Puccini, título que conoce muy bien y que él aprecia de manera especial.

Precisamente ese profundo conocimiento de los requerimientos de la partitura desde diferentes ángulos impulsó sesiones vibrantes en las que Domingo integró y concertó muy bien todos los elementos que integraban la propuesta pucciniana. Suple carencias en la consecución de versiones más rotundas, de más calado en lo que al discurso orquestal se refiere, con su capacidad para perfilar la obra con sólidos ajustes foso-escena y un carácter vital, entusiasta. Es en este repertorio donde ejerce autoridad y en el que aporta una sólida experiencia de décadas.

Y como no hay nada mejor que predicar con el ejemplo, parte del elenco de las funciones realizadas a finales de diciembre estaba configurado con cantantes y también otros profesionales que salieron del centro de perfeccionamiento que lleva el nombre del tenor, por ejemplo Germán Olvera que cantó un solvente Lescaut. En el resto del elenco que defendió la obra de Puccini hay que destacar la buena prestación de María José Siri como Manon Lescaut y la de Rafael Dávila como Renato des Grieux. Pero si algo define, de manera habitual, el umbral de calidad del teatro valenciano es la prestación magnífica tanto de la orquesta como el coro. Sin embargo, y en contra de lo que allí es costumbre, la producción firmada por Stephen Medcalf no estuvo, ni de lejos, a la altura. Obvia y ramplona, cursi en muchos pasajes, es uno de esos montajes sin el menor interés que, además, acaban por restar emoción a la historia. Una nota negativa que llama la atención porque este aspecto ha sido mimado en el Palau y en la presente temporada hay previstas otras que prometen mucho y bueno.

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