Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tinta fresca

Leyendas de pasión

Juan Carlos Padilla. PILAR CORTÉS

El siglo de los indomables es una de esas novelas con imperdible invisible en sus páginas que tira del lector para atraerlo a un juego literario donde personajes de ficción interactúan con personas reales y con los hechos históricos más relevantes de una época seductora y serpenteada por claroscuros. Juan Carlos Padilla se revela aquí como un fabulador incansable y un observador preciso de la naturaleza humana. Y, también, como un notable jugador de ajedrez literario que sabe cómo cambiar de táctica cuando es necesario. Así surge la figura de Jacobo, el hijo albino de Florentino Elizaicin, un pionero que se marcha de España en 1901 a hacer las Américas. A partir de ahí, las dos líneas biográficas se separan y es la historia la que hace que se aproximen año tras año hasta el final de la obra.

El encaje de los hechos históricos con la ficción necesitó un trabajo "muy minucioso, a veces agotador. Los personajes reales precisaron de un estudio psicológico previo para dotarlos de coherencia, para hacerlos compatibles con las impresiones que los lectores tienen de ellos y para hacer de sus acciones hechos plausibles, ajustados a sus caracteres y biografías". Si de algo se siente orgulloso Padilla es "de los sentimientos que plasma. Esta es una novela de valores, donde intento resaltar aquellos que nos transmitían nuestros mayores: bondad, justicia social, lealtad, amistad, honradez, honor... A ellos se añade el amor de un padre hacia su hijo, un motor capaz de dar sentido a toda una vida". La historia ha sido desarrollada como un decorado "por donde deambulan los personajes y algunas líneas sustentan la trama: la música, tabla de salvación de Jacobo, la aviación y el acero inoxidable, metáforas de un siglo capaz de alumbrar la más avanzada tecnología y las dos guerras más abyectas de la historia de la Humanidad".

Con una historia tan viva y peleona es normal que algún personaje intentara tomar las riendas e imponerse al autor: "Sí, Amalio Rejón era un hombre bueno y honesto. Pero la vida y las circunstancias lo extraviaron, incluso en contra de mi propia voluntad. Tanto fue así que el nombre que finalmente ostenta el personaje es distinto al inicialmente previsto, el de un profesor al que yo admiraba". La escritura de este libro que arranca con una calma gris y termina con un sol que lucía sonriente, le llevó nueve meses, pero, después, "la revisión de la mano de la editorial se alargó dos años y medio. Fue un trabajo muy gratificante, una aventura que, sea cual sea el resultado final a nivel de aceptación, ha merecido la pena".

Larga extensión, muchos personajes, amplia documentación y peripecias€ ¿Llegó a ser angustioso el desafío? "No, quizá porque soy un escritor de brújula, no de mapa. Yo me siento a escribir sin demasiadas ideas preconcebidas, tan solo unas leves líneas argumentales. Y dejo que vayan fluyendo ideas y tramas, ayudándolas con músicas, estímulos internos y externos, ideas atesoradas previamente, sueños, fantasías€ La amalgama de todo esto da como resultado una historia que espero que los lectores disfruten tanto al leerla como yo al concebirla". Prueba superada, sin duda.

JUAN CARLOS PADILLA

El siglo de los indomables

PLANETA, 608 P., 21,90 €/E-B., 9,99 €

Compartir el artículo

stats