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Historia

La aviación naval española

La tarea de organización de la aeronáutica naval española recayó en el marino menorquín, de larga trayectoria naval familiar, Pedro M. Cardona y Prieto

Maniobras aeronavales en Balears.

En septiembre de 1917, hace ahora cien años, cuando la Real Familia española se encontraba veraneado como era tradicional en San Sebastián, el rey Alfonso XIII estampó su firma en el decreto de creación del arma aérea en la Marina de Guerra española. La decisión de dotar de alas a la Armada se tomó siguiendo una experiencia basada en la observación desde el aire, iniciada al principio por globos y después con los aerostatos, ya que el primer vuelo del aeroplano Flyer I, de los hermanos Wright, marcó una nueva era que tuvo un rápido desarrollo, especialmente a nivel castrense.

Son varios los países que fundan enseguida su aviación militar, incluidas sus marinas de guerra, entrando en servicio los primeros portaaviones, nueva arma naval estratégica en la Gran Guerra. A esta carrera aérea se sumó España, creando en 1910 su Aviación Militar, teniendo también entre sus primeros alumnos a oficiales de la Armada.

La tarea de organización de la aeronáutica naval española recayó en el marino menorquín, de larga trayectoria naval familiar, Pedro M. Cardona y Prieto, por aquél entonces teniente de navío. Desde sus inicios como oficial de la Armada, Cardona ya había destacado su talento y fino olfato hacia temas de geoestrategia naval, con el horizonte puesto en el resurgimiento de la Marina de Guerra de España, tras del desastre del 98, a la vez que apunta hacia un obligado eje Balears, Gibraltar, Canarias, puesto en práctica por el estado mayor de la Defensa décadas después. Sus primeras gestiones, antes de la adquisición de los aviones, fueron la construcción de unas infraestructuras y bases aceptables, así como la preparación del personal de vuelo y especialistas.

En 1920 se establece en San Javier (Murcia) la primera base española para esta nueva arma aérea, junto al mar. Le sigue, un año más tarde, la puesta en marcha del primer aeródromo de la Armada, en el Prat de Llobregat, actual ubicación del aeropuerto de Barcelona. Siguieron la creación de los aeródromos navales de Maó y Marín. En 1920, ya capitán de corbeta, con el objeto de conocer qué desarrollo tenía la aviación al finalizar la I Guerra Mundial, Cardona realiza un periplo por industrias y bases aéreas de la Gran Bretaña, Francia e Italia. Visitas técnicas que pasaron luego a España, centrándose en las factorías aeronáuticas nacidas en Barcelona y Zaragoza, como en varias bases de la aeronáutica militar. Urgía elegir los primeros aeroplanos, tanto de ruedas como de flotadores, para la aeronáutica naval.

Los primeros aeroplanos llegan al arma aérea de la armada española en mayo de 1921. Para el entrenamiento de los aspirantes a piloto naval se eligió el modelo británico Avro 504 K con ruedas, del que llegaron 20 unidades más dos hidroaviones Avro 504 L. Del Parnall-Panther, también británico, con base en tierra, óptimo para despegues y aterrizajes en corto, solo llegaron dos ejemplares. El caza de ruedas Martinsy, fabricado en Inglaterra, se integró en la armada en número de seis cazas monoplazas con ruedas, del modelo F-4 y otros seis F-6, biplaza. La llegada de los 9 hidros Felixtowe F-3 Flyng Boat, procedentes del servicio aéreo de la Royal Navy, fue un acontecimiento. Entre el material llegado destacaba el hidro Machi M-18, para misiones de entrenamiento y bombardeo, con 17 unidades, a los que se sumaron posteriormente 26 unidades más fabricadas en Barcelona bajo licencia, de los que varios eran del modelo AR, con alas plegables, y que operaron embarcados. Solo uno de los quince hidros Savoia-13 que se recibieron, procedía de Italia, ya los restantes salieron de los talleres de la Hispano-Suiza (Barcelona). Respecto al Savoia-16, nació en Italia en 1919, como bombardeo. La mitad de ellos se montaron en los Talleres Hereter, en la base del Prat.

Ante la carrera iniciada por la aviación embarcada, tanto en portahidros como en portaaviones, dominada por Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y Japón, la Armada española solicita un buque para el transporte aeroplanos con flotadores. La elección recayó en uno de los seis buques cargueros alemanes recibidos como indemnización por los mercantes españoles atacados o hundidos por la marina del Kaiser, especialmente por submarinos. Se eligió el Neuenfels, designado España nº 6, de unas 10.500 toneladas de registro bruto, 127 metros de eslora, 16 de manga y 10 de puntal. En el otoño 1921 entró en el puerto de Barcelona, quedando amarrado al muelle de los Talleres Nuevo Vulcano, cuyo principal accionista, en la sombra, era Juan March Ordinas.

El Dédalo, el primero

En mayo de 1922, una vez acondicionado, la Marina de Guerra tuvo su primer buque para hidroaviones bautizado, como ‘Dédalo’. Tenía una capacidad de transporte para 20 aparatos, dominando los Macchi M. 18, incluidos los AR de alas plegables. Este primer buque porta aeronaves español quedó integrado en 1922 en la recién creada División Naval Aeronáutica, con base en Barcelona, teniendo como buque insignia el crucero Río de la Plata.

El primer accidente aéreo que sufre la Armada se produce al estrellarse un Machi-18, en aguas cercanas a La Mola (Maó), falleciendo su piloto, teniente de navío Cervera y el contador de navíos Suárez de Tangil, que realizaba su bautismo del aire. El teniente de navío, el mallorquín Montis Villalonga, fallecía en septiembre 1922 y también se sumó a la lista de larga lista de marinos muertos en accidentes y misiones de guerra. En mayo de 1986, el teniente de navío Luis Jáudenes Gual de Torrella, de conocida familia mallorquina fallece pilotando un helicóptero de combate ‘Bell-212’, en aguas de Rota. La Armada perdió tres HarriersAV-8B, dos en el mar de Cabrera, en mayo de 1980 y en mayo 1994, ambos participando en maniobras navales. En el primer aparato siniestrado, perdió la vida el teniente de navío César Jáuregui Gracia, en el según accidente, el piloto sobrevivió.

La Aeronáutica Naval se incorpora a las operaciones de Guerra de Marruecos, en agosto de 1922. En agosto de 1924, un temporal alcanza al Dédalo, durante una de envío de suministros a Xauen, perdiendo varios hidros Supermarine Bomber. Las unidades perdidas se sustituyeron con la adquisición de seis hidros Macchi-24, con más autonomía. El Dédalo intervino en el desembarco de Alhucemas, desde el cual operó una escuadrilla de Macchis. En una de dichas misiones pierde la vida el alférez de navío Jorge Vara Morlan. Pacificado el Protectorado, se crea la base Secundaria de Maó.

En marzo de 1934 se realizan pruebas con dos autogiros de la Cierva, a bordo del Dédalo. En los acontecimientos del 6 de octubre de 1934, en Barcelona, la Aeronáutica Naval participa en la normalización de la situación.

El estallido de la Guerra civil, en julio de 1936, condena a la aviación naval española a desaparecer, integrándose aviones y personal en las fuerzas aéreas de ambos bandos. Las pérdidas de jefes y oficiales de la Aeronáutica Naval, tanto por la represión en las dos zonas en guerra, como por efectos bélicos fue alta. Entre las víctimas de aquella irracional violencia está el propio capitán de navío Cardona, primer jefe del arma aérea de la Armada, fusilado por milicianos en El Escorial. Respecto al Dédalo, que se encontraba arrumbado en un muelle de la base de Cartagena, se remolcó al puerto de Sagunto. Finalizada la contienda, fue baja en la Armada, siendo desguazado en 1943.

Poco después de terminar la contienda civil, Franco crea el Ejército del Aire español, el 8 de agosto de 1939 que tendrá, durante unos años, la primacía del arma aérea, mientras que el Ejército y la Armada quedaban sin alas, por cierto tiempo. La nueva fuerza aérea es casi un calco de la Luftwaffe hitleriana y la Reggia Aeronáutica de Mussolini, en las que prevalece una aviación única e independiente. Con los acuerdos firmados con los Estados Unidos en septiembre 1953, la Armada española espera su oportunidad para recuperar sus alas, si bien los primeros aparatos que recibe son tres helicópteros Bell-47, de dos plazas, muy ligeros, que de destinan a la Escuela Naval de Marín, y a bordo del crucero Canarias.

A finales de mayo de 1965, a la Armada llegan cuatro Bell.204-B antisubmarinos.ylos Sea King SH-3 norteamericanos. Pero para la Armada esto no es suficiente, a pesar de la oposición del Ejército del Aire, la Armada empieza a ver el cielo abierto al construirse la base aeronaval de Rota, de utilización hispano estadounidense, a la que son destinados los helicópteros de la Marina.

El Arma aérea de la Armada

En 1964 se crea el Arma Aérea de la Armada. Con el apoyo de la US Navy, se crea un grupo aéreo antisubmarino basado en un portaaviones ligero, en 1965. La elección recae en el USS Cabot, portaaviones ligero, sobreviviente a dos ataques de aviones kamikazes japoneses. Con el numeral PH-o1 la Armada recibe esta unidad, tan vital para ella, el 30 de agosto de 1967. Sus primeras aeronaves embarcadas son helicópteros, pero su paso a convertirse en portaaviones se produce en aguas del Cabo de Creus, cuando, durante el 8 de noviembre de 1972 se posa sobre su cubierta el avión de despegue vertical P.1127, construido por la Hawker-Siddeley (GB). Se trataba de uno de los primeros prototipos del Harrier a los que siguió la adquisición de los ocho primeros para la Armada.

El segundo Dédalo fue sustituido por el Príncipe de Asturias, construido en El Ferrol, por la Bazán. Se botó en mayo de 1982, entregándose a la Marina el 30 de mayo de 1988. Su baja se produjo el 14 de diciembre de 2013, después de navegar emparejado con el LHD Juan Carlos I, construido también El Ferrol, esta vez por Navantia.

Los cuatro buques portaaeronaves que ha tenido España, durante su servicio en la marina de Guerra, visitaron aguas palmesanas en numerosas ocasiones, especialmente realizando maniobras aeronavales en el mar balear. La más reciente estancia del Juan Carlos I se produjo en noviembre del 2016.

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