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Memorias de la cocina

Recordando a Antoni Burguera de Els Llombards

Recordando a Antoni Burguera de Els Llombards

Tenía más de noventa años, al entrevistarlo, pero no los aparentaba por su memoria prodigiosa y por su facilidad de palabra. Antoni Burguera i Burguera había nacido en 1911 en un pequeño llogaret, Els Llombards (Santanyí), años antes de que se iniciara la I Guerra Mundial. Sus apellidos, eran pétreos y característicos del lugar, tanto como los marges de los caminos o las rocas de las calas próximas.

Nuestro recetario popular, va ligado, con frecuencia, a la historia personal de nuestra gente, cuya cocina era siempre la posible, más allá de la cual todo resultaba difícil o inaccesible. Antoni perdió a su madre a los siete años y tuvo que aprender a encender el horno de leña, a preparar el pan de xeixa y su abuela le ponía un taburete para que pudiera acceder a la pastera.

De mayor vivió siempre en y del campo: su especialidad era producir trigo, cebada, avena, habas y almendras. Recordaba que un año de buena cosecha había recogido 197 estòlics. "Comíamos de lo que teníamos. El carnicero mataba un cordero a la semana y rifaba un cuarto, con lo cual ganaba el doble, el puñetero. En casa no faltaban conejos (había más de cincuenta) y gallinas. Nuestra vida era dura, pero cada mañana desayunábamos sopas y frito de carne -conejo casi siempre- con patatas. No creas, iniciábamos la jornada a las cuatro. Nunca nos faltó comida, ni pan, ni vino fabricado en casa”.

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