Alrededor de la mayoría de las casas de campo se encontraban sembradas, años atrás, un buen número de hierbas aromáticas. En algunas se sigue practicando esta sana costumbre. En casas y pisos urbanos mucha gente las siembra en macetas o pequeñas jardineras. Y es que en nuestra cultura popular, las hierbas aromáticas son imprescindibles en muchos de los platos más emblemáticos, por el aroma que aportan y el equilibrio de sabores que consiguen; además, eran y son importantes para la dietética y la nutrición. Utilizarlas debidamente, en su justa medida, es pura ciencia, puesto que desde hace siglos, poco a poco, se han ido descubriendo sus propiedades nutritivas y terapéuticas.
Se dice con frecuencia que las hierbas aromáticas forman parte de los aromas de la cocina mediterránea. Para comprobar dicha aseveración baste con recordar la importancia de estos ingredientes en los platos más conocidos de la cocina italiana (pizzas y pasta en general), en la francesa, especialmente la provenzal (la bullabesa contiene cuatro hierbas: tomillo, hinojo, perejil y laurel) o la española.
Difícil imaginar nuestra cocina sin la aportación generosa de las hierbas. Los sabores „a veces excesivos de algunas carnes„, de algunos pescados, de guisos de caracoles y carnes de casquería o incluso un caldo o un arroz de pescado serían inimaginables sin el toque certero de la hierba adecuada.
