Tras la llegada de las lluvias, la nieve y el viento, llegó el frío. Y si en el estío nos atraían las ensaladas, las cremas frías o los platos de tenedor, lo que apetece ahora es la cuchara. En pocas semanas „y más después de las copiosas lluvias„ reverdecerán la tierra y aquellos productos que llegan con la primavera; pero ahora, la naturaleza, siempre sabia, ofrece unos ingredientes con los que resulta difícil echar mano de los manuales de ensaladas porque escasean buenos tomates, pimientos, berenjenas, hierbas aromáticas?
Para este tiempo, el recetario popular cuenta con una gama rica en posibilidades, pero con una cuesta de enero que se prolonga como mínimo hasta febrero por la subida de la factura de la luz, quizás debamos contar con la cocina sencilla, humeante, nutritiva, buena y reconfortante de las abuelas; de los platos de cuchara inmortales que nos tornan más inmunes al frío y mitigan esos rigores tan poco usuales aquí y ahora.
Es un tiempo ideal para los guisos consistentes, de la carne en salazón, de los embutidos y todo ello, con un gasto exiguo. Es el momento de las recetas de siempre y volver a los cocidos, los guisos y las legumbres (de las que no debimos apartarnos). El fuego natural y lento junto con las cazuelas de barro conferirá un plus a la cocina de temporada. Sin olvidar que cocina de invierno y grasa no tienen porqué ser sinónimas.
