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Medio ambiente

Estancados desde hace diez años

A pesar de grandes inversiones, el porcentaje de residuos reciclados en España está estancado desde hace una década

Difícilmente se construirán nuevas plantas de valorización energética los próximos an?os.

El aumento de generación de residuos en la Unión Europea los últimos 20 años ha sido espectacular. Como espectacular ha sido el cambio en su gestión: desde la no política a otra basada en la preparación para la reutilización, pasando por el fomento del reciclaje. Pese a que los residuos urbanos representan solo el 10 % de los residuos generados en la Unión Europea, el impacto que tienen las políticas sobre su gestión tiene un traslado directo sobre el medio ambiente.

La Agencia Europea de Medio Ambiente ha publicado recientemente los datos comparativos de la gestión de los residuos domiciliarios generados en distintos países europeos (los 28 más Islandia, Noruega, Suiza y Turquía) y su evolución en los últimos 10 años. Los datos del Estado español son decepcionantes ya que entre 2004 y 2014 la tasa de reciclaje solamente ha aumentado en dos puntos porcentuales, pasando del 31 % en 2004 al 33 % en 2014. A día de hoy, en nuestro país el método más utilizado para gestionar los residuos es el vertido en un 55 %. Por último, la incineración (un 12 %), con recuperación de energía y sin recuperación (equivalente al vertido), tanto en plantas incineradoras como en cementeras, completan un panorama que no han ayudado a aumentar la tasa de reciclaje.

A nivel Europeo, la tasa de reciclado varía mucho según el país analizado. El de mayor índice de reciclado en 2014 fue Alemania con un 64 %, seguido de Austria (56 %) y Bélgica (55%). En la cola se encuentran Turquía (1 %), Serbia (10 %) y Malta con un 11 % de reciclado respecto a los residuos generados. España se encuentra en el puesto 16 de 28 con un 33 %. El mayor incremento registrado entre el 2004 y el 2014 se ha dado en Lituania, Polonia, Italia, Reino Unido y República Checa.

Estancamiento pese a la inversión

La Unión Europea regula a nivel comunitario la gestión de residuos a través de diferentes directivas: la de vertederos, la de envases y la de residuos. Así, se deriva de la legislación la exigencia de la Unión Europea para 2020 de alcanzar una tasa de reciclaje del 50 % en cada uno de los materiales componentes de los residuos domiciliarios, para aumentar al 60 % en 2025 y al 65 % en 2030. Unos datos que a día de hoy se antojan imposibles de conseguir. Y es que los porcentajes de reciclado contrastan con la importante inversión que se ha hecho -muchas veces con ayudas europeas de los Fondos FEDER o de Cohesión- en la construcción de plantas de tratamiento mecánico biológico (TMB), que deberían tratar los residuos y obtener materiales recuperados para ser utilizados de nuevo. En realidad el balance de esas plantas TMB es muy pobre ya que el porcentaje de recuperación de materiales (metales, plásticos, papel y cartón, envases) muy pocas veces supera el 5 %, y el compost obtenido no cumple con las especificaciones legales, por lo que en su gran mayoría es depositado en vertedero. Para que ese compost, que en realidad se denomina material bioestabilizado, pudiera utilizarse como abono agrícola, sería necesario implantar la recogida selectiva de la materia orgánica, muy poco implantada en el España, aparte de algunas zonas como Catalunya, País Vasco y Navarra, que la practican parcialmente. Así pues, la mayor parte de los residuos entrantes en las plantas TMB son depositados en vertedero en proporciones que oscilan entre un 75 y un 80 %.

Algunas plantas TMB en funcionamiento (Artigas en Bilbao) o en proyecto (Zubieta en San Sebastián) solamente pretenden secar la basura (bisecado, la llaman) para que tenga un mayor poder calorífico y proporcionar así mayor cantidad de energía en su posterior incineración, después de recuperar un mínimo porcentaje de materiales reciclables.

Además hay que anotar que ese reciclaje del 33 % de 2014 proviene en su mayor parte de la recogida separada a la que contribuyen muchas personas voluntariamente en los contenedores específicos (verde de vidrio, amarillo de envases y azul de papel-cartón).

Vista la evolución de los últimos 10 años, es muy difícil que el Estado español puede alcanzar esos objetivos. Los criterios de la Comisión Europea para conceder ayudas y subvenciones en la construcción de nuevas instalaciones que son necesarias son que se cumplan la condicionalidades "ex-ante" (antes del proceso) en lugar de las posteriores, una vez las instalaciones estén construidas y en funcionamiento. En la mayoría de los casos esas condicionalidades posteriores no se han cumplido, ya que esas nuevas plantas no han ayudado a conseguir los objetivos ambientales.

La carta enviada en agosto de 2016 por las Comisión Europea al Embajador de España ante la Unión Europea (el actual Ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso María Dastis) avisa de que, en la actual situación de la gestión de residuos en España, es difícil que se puedan otorgar nuevas ayudas para la construcción de plantas TMB e incineradoras de residuos, pues es fundamental que la gestión de los residuos resida en los escalones primeros del principio de jerarquía (prevención, reutilización y reciclaje) y no en los situados inferiormente, en especial los últimos de esa jerarquía (incineración y vertido).

"La gestión de los residuos debe, por tanto, girar 180 grados de forma urgente y comprometerse por la recogida selectiva de los mismos, en especial de su fracción orgánica, implantando sistemas de recogida eficientes como el puerta a puerta. Además se han de implantar sistemas de depósito devolución y retorno de los envases, para evitar su abandono en el medio natural y mejorar la limpieza de las ciudades, contribuyendo a unas tasas de reciclaje más altas", explican desde Ecologistas en Acción. Se han de abandonar los proyectos de construcción de macroplantas

Por último, Ecologistas en Acción considera que para lograr los objetivos ambientales de la normativa europea es imprescindible establecer mecanismos económicos como la imposición de tasas al vertido y a la incineración, como ya lo han hecho Catalunya y Castilla y León (está última solo al vertido), así como incentivos al reciclaje, autocompostaje y compostaje comunitario, con reducciones de las tasas de residuos municipales.

Dificultades en hacer comparativas

La Agencia Europea de Medio Ambiente ha señalado en su informe la limitación en algunos indicadores por falta de información. Así, por ejemplo, existen diferentes definiciones de residuos municipales ya que, algunos países incluyen solamente residuos procedentes de hogares mientras que otros tienen en cuenta los procedentes de generadores singulares como industrias y comercios. En otros casos, los indicadores del porcentaje de reciclado están calculados de diferente manera. Mientras que hay países que informan del porcentaje de reciclaje recogido en cada contenedor, otros cuentan lo que finalmente se ha reciclado (descontando los impropios). Todo ello hace más difícil comparar datos.

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