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En invierno, la población es sostenible, la mitad de la que se alcanza en agosto

La evolución del indicador de presión humana muestra durante toda la serie cronológica comprendida entre 1997 y 2015, un perfil claramente estacional

En invierno, la población es sostenible, la mitad de la que se alcanza en agosto

La carga demográfica alcanza su punto álgido en agosto, mientras que los valores mínimos se dan en los meses de diciembre y enero. Si el valor máximo de toda la serie estudiada se produjo el 10 de agosto de 2015 con la presencia en las Islas de 2.010.520 personas, el valor mínimo se registro el 18 de diciembre de 1997 día en el que se computó una población de 743.835 personas. En relación a los valores mínimos, el aumento a lo largo de la serie ha sido del 36,6%, pasando de 800.597 personas en 2000 a 1.093.246 en 2015. Además, el crecimiento de los mínimos en las diferentes islas está estrechamente relacionado con el crecimiento que ha experimentado la población residente, los censados, a lo largo de todo el periodo.

El indicador de presión humana pretende complementar la información que se desprende de las cifras oficiales de población. En este sentido, diferenciándose de los resultados derivados tanto de los censos demográficos como del padrón municipal o las estimaciones de población actual, publicadas por el INE, operaciones que se centran tan solo en la población residente, el indicador de presión humana procede a estimar la carga demográfica real que soporta el territorio en un momento determinado. Atendiendo a las diversas fuentes estadísticas, los cálculos que realiza el indicador de presión humana son diarios, y de ellos de desprende que es en los meses de diciembre y enero cuando la población registra sus niveles más bajos, que, así y todo, en 2015 ya no bajaron del millón de personas.

En términos generales, el indicador de presión humana desarrollado por el Instituto de Estadística de les Illes Balears (Ibestat) se construye mediante la suma de las estimaciones diarias de la población residente y de la población estacional. Los datos de estas estimaciones diarias provienen, por una parte, de las estimaciones de la población actual y, de otra, de los flujos de pasajeros que entran y salen de los diferentes puertos y aeropuertos de las Islas.

Pere Salva señala que la desestacionalización es positiva si se entiende en el sentido de que no se trata de que a lo largo del año se mantengan los picos de población que se alcanzan en determinados días de agosto, sino en intentar una redistribución, en la medida de lo posible, de la carga demográfica. Es una pretensión difícil de conseguir, puesto que los flujos turísticos llegan a su cénit en verano cayendo en picado a partir de octubre sin que hasta el momento sea factible redistribuirlos. Tampoco solventan el problema los turistas del Imserso, puesto que las cifras de los programas no son especialmente significativas.

Parece que por el momento hay que aceptar que en agosto la presión demográfica llegue a los niveles de saturación que apunta el profesor Salvà, mientras que en los meses de noviembre, diciembre y los primeros del año, se retorna a la normalidad de una población situada en Mallorca sobre el millón de habitantes, que de por sí ya es notable.

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