Las variedades foráneas, especialmente las francesas, combinadas con mallorquinas tintas, han dado a los vinos de la isla, en los últimos quince años, resultados positivos. Claro que, las variedades galas trasplantadas a la isla, debido a la mayor insolación que se dan en sus viñas, junto a los microclimas de cada zona vinícola, han ido cambiando con el tiempo su morfología de origen, dando vinos con carácteres diferentes. El tinto crianza Buc 2011, de la la bodega Jaume de Puntiró, de Santa María, surgió al combinar la mallorquina Manto Negro con la bordelesa Cabernet Sauvignon. Alcanzada una segunda fermentación, el vino inició una estancia en barrica de roble francés, de un año. Siguió un prolongado reposo en botella. Un tono púrpura muy oscura domina en su tonalidad. Asoman aromas de especial, sotomente y fruta madura. Es sabroso y elegante en boca, con notas confitadas y largo final.
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La cata